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Milito hace 25 años, más/menos y en este camino aprendí muchas cosas, algunas de forma rápida, casi de manera inmediata, otras me costaron años y otras todavía no las puedo modificar.

Pareciera una confesión autobiográfica, lo cierto es que no hay singularidades sin pluralidades y la organización popular, la lucha y la construcción de sueños colectivos me sostuvo durante todo este tiempo como ser humana porque según sean nuestros orígenes los desafíos (ahora les llamo así a los problemas) son distintos.

Supe lo que era ser pobre y renegar de mi condición, hasta que llegó la militancia y reconcilié conmigo misma (al menos en esa parte) y comprendí el porqué de muchas cosas. Supe lo que era llegar a una gran escuela de excelencia académica pero con serios problemas de convivencia con les diferentes, supe lo que era ser mujer, gorda y humilde.  Con el tiempo aprendí, no hace mucho, que lo que hago no sólo es militancia (con todo lo que eso implica) sino que es trabajo, sin embargo me sigue costando no solo eso sino también que las tareas del cuidado en el ámbito del hogar son trabajo; es que está tan naturalizado y normalizado en que “nos corresponde a nosotras hacerlo” que muches te escuchan decir que no es así y parece que les hablas en otro idioma

Hay mucho para decir de este día, pero mucho más por hacer. Porque seguimos teniendo deudas de décadas y carencias desde siempre por eso mientras no haya Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, lejos estaremos de las banderas feministas o al menos nos será más difícil, porque no hay conquista de derechos sino trabajamos de manera conjunta y organizadamente en pos de una Patria/Matria popular que no solo por composición debe contener a mujeres, diversidades y disidencias en ámbitos de decisión y poder real.

La revolución feminista, la conquista de derechos no puede pasar solo por consignas y colores, debe contener e incluir de verdad a gordas, marrones, debe sí o sí luchar por poner el plato de comida en la mesa de las familias, para que la casa propia y la tenencia de la tierra no sea un sueño, sino una realidad concreta y tangible.

Por un feminismo que nos incluya a todas.

FUERA EL FMI

BASTA DE IMPERIALISMOS

DESCONSTRUIRNOS PARA CONSTRUIRNOS EN COMUNIDAD

Emilce Rodríguez – referenta Distrital de SOMOS BARRIOS DE PIE

  • Ilustración de Conchi G (Deconstruir nuestros deseos)