Una fiesta clandestina fue desarticulada en medio de los protocolos por coronavirus. Más de 150 personas fueron sorprendidas en un domicilio particular, donde descubrieron que el organizador era un joven de 16 años.
Los vecinos del barrio Madariaga de la capital correntina dieron aviso a la policía de una música a alto volumen a pocas casas de allí. Eran las 3.30 cuando los uniformados pusieron fin a la fiesta que tenía lugar en la calle Irupe al 700.
Según pudo constatar la policía, la mayoría de los presentes eran menores de edad que aprovecharon la ausencia de los padres del organizador. A su vez, dieron con una exagerada cantidad de bebidas alcohólicas.
A las pocas horas, el padre del acusado se presentó a la comisaría correspondiente y aseguró desconocer la organización del evento. Aunque ahora la investigación quedó en manos de la Fiscalía, para identificar si eso es verdad o mentira, por el hecho se inició una causa judicial por infracción al Código Penal en su artículo 205. Todo dentro del marco de la emergencia sanitaria por la pandemia por coronavirus.
Hace tan solo unas horas, Corrientes registró su primera muerte por COVID-19. Aunque es una de las provincias que menos contagios ha tenido (129), preocupa la posibilidad de gente infectada por trabajar en el Chaco, uno de los epicentros de coronavirus en el país.
Con la imposibilidad de hacer fiestas y encuentros masivos por la pandemia que sacude al país, ya se han desarticulado varias reuniones clandestinas en el país en lo que va de la semana.
En otro continente, pero como ejemplo de lo que una fiesta en pandemia puede generar, en Andalucía, España, en un boliche con 400 personas, se detectaron 73 casos nuevos de coronavirus. Lo que equivale a la posibilidad de que cada una de ellas contamine 3,5 personas en condiciones óptimas. Es decir, unas 255 personas con el virus por una fiesta.
ElLitoral/LMN