Desde nuestra anterior declaración la situación sanitaria en el partido de General Pueyrredón ha empeorado notablemente. Los 311 contagios del 2 de septiembre se convirtieron en 477 nuevos casos de coronavirus el 25 de septiembre y mientras en ese momento, hace apenas veintiocho días los pacientes con coronavirus eran 4176 hoy son 13.823 y los fallecidos han llegado a 465.
Se ha agravado la situación que genera la falta de camas en los efectores privados de salud, que en reiteradas oportunidades han anunciado la imposibilidad de seguir internando pacientes. Los hospitales públicos funcionan al límite de sus posibilidades y la presencia aplaudida del nuevo hospital modular también tiene sus capacidades operativas y humanas en los límites posibles de trabajo.
El agotamiento de los trabajadores se acumula y las largas jornadas hacen mella en las fuerzas de los verdaderos héroes que sostienen a una comunidad que agradece su fortaleza pero que en algunos casos no reconoce debidamente su esmero y dedicación.
En este sentido son enormemente preocupante las limitaciones que muestra el accionar del municipio ante el aumento creciente, diario, de los contagios.
Mientras el 2 de septiembre los contagiados eran 4167, el 3 de octubre, en cuatro semanas, ese número se triplicó (13823) y mientras ese 2 de septiembre los fallecidos eran 70 hoy se han multiplicado por más de seis (465) aumentando un 97% el porcentaje de letalidad.
La circulación comunitaria se ha disparado, tema tardíamente reconocido por la autoridad municipal. A pesar de que la provincia ha incorporado nuevos profesionales el esfuerzo no es suficiente, porque simultáneamente se han reducido los horarios de atención de los Centros de atención primaria de la salud.
Las denuncias de falta de respuesta del sistema de ambulancias han generado situaciones desgraciadas como el del cuerpo de un militante popular depositado de un día para otro en el centro de salud 2.
No se han destinado más fondos a la atención sanitaria en la pandemia y eso lo demuestra el hecho de que ingresando en el décimo mes del año sólo se ha ejecutado el 51% del presupuesto destinado a la Secretaría de Salud, 51% de un presupuesto votado antes de la pandemia y cuando esta no existía en la imaginación de los argentinos.
Con el 75% del año transcurrido y siete de esos nueve meses con coronavirus el municipio ha subejecutado no menos del 24% de su presupuesto. Esto demuestra que para las autoridades municipales es más fácil echar culpas a otros que aportar realmente a la protección sanitaria de marplatenses y batanenses.
FECLIBA ha informado que las clínicas no tienen más plazas, el INE ha debido dejar de analizar estudios derivados de establecimientos privados por sobrecarga de demanda y los hospitales están al máximo de su funcionamiento. Mientras tanto el municipio restringe horarios y discontinúa el funcionamiento del CAPS que funcionaba en la UTCH.
Este diagnóstico marca un retroceso en el abordaje integral que debe realizar el municipio.
Desde la CTA de los Trabajadores reiteramos que es necesario y urgente que el municipio revea sus políticas sanitarias y los métodos de intervención que se llevan adelante.
Mientras nuestra ciudad es informada como la capital del desempleo con un 26% de desocupación y un 38% de pobreza, mientras los trabajadores necesitamos trabajar y los empresarios hacer funcionar sus empresas, todo con las debidas garantías para cuidar la salud de todos, no se registra en nuestras ciudades un crecimiento de la inversión en la atención sanitaria por parte del municipio.
Siendo las aperturas necesarias para poder revertir la delicada situación económica y social, sería un salto al vacío que esto se esté produciendo sin el debido soporte asistencial que las autoridades tienen la obligación de garantizar.
Si el poder político no redobla el esfuerzo para cuidarnos, el poder político será responsable de las consecuencias.
Exigimos al municipio respuestas.
Reiteramos nuestra voluntad y compromiso para enfrentar la crisis, pero eso implica cuidar la salud de nuestra población y los puestos de trabajo. Esperemos que no sea demasiado tarde».
Pedro Sanllorenti Graciela Ramundo Sec gral
Sec adjunto