En la madrugada del 3 de diciembre de 2018 en Alta Gracia, Córdoba, Maximiliano Bargas (22) asesinó a su padrastro Néstor Fabián Romero (42) de dos balazos en la cabeza mientras dormía.
Este viernes el joven fue condenado a solo 5 años de prisión ya que la Cámara 7° de ejecución de la Ciudad de Córdoba dio lugar a los relatos del homicida y de su madre, que denunciaron ser víctimas de un infierno de maltrato y sometimiento.
Según trascendió, la condena fue por “homicidio en emoción violenta” y la pena fue mucho menor a cualquier de las esperadas. De hecho, la fiscalía había solicitado una condena de 10 años y la defensa del fallecido, cadena perpetua.
Detrás del crimen
Cuando ocurrió el asesinato se generó una gran conmoción en Alta Gracia porque familiares y conocidos aseguraban que se trataba de una familia muy unida. De hecho, todos contaban que Maximiliano le decía “papá” a su padrastro.
Al momento del crimen el joven tenía 20 años, fue detenido y trasladado a la cárcel de Bouwer acusado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. En aquella jornada su mamá, Patricia Bargas, quien acababa de quedar viuda, explotó frente a la comisaría y admitió que su hijo estaba cansado de la violencia familiar.
Con el tiempo la investigación avanzó y las declaraciones tanto del acusado como de su madre permitieron demostrar que ambos eran víctimas de maltrato, golpes, amenazas, humillaciones y actos típicos de una extrema violencia machista.
Durante el juicio tanto los jueces como los jurados populares escucharon los testimonios del homicida y de su mamá. Durante la declaración, Patricia reveló que Maximiliano fue abusado por su padrastro cuando era pequeño y que en la adolescencia “le controlaba el celular, se metía en las conversaciones con los amigos y lo tenía prácticamente de esclavo”.
Además, mientras la mujer salía a trabajar ya que era la única fuente de ingreso del hogar, su hijo sufría un sometimiento diario por parte de Romero, que estaba todo el día en la casa. “Le hacía cortarle las uñas, cebar mates y hacer todo tipo de mandados”, indicó el mismo medio.
La personalidad introvertida de Bargas no lo ayudó a poder contar antes el maltrato del que era víctima y tantos años de sufrimiento terminaron con el crimen. Eso fue lo que entendieron los jueces a la hora de dictar sentencia y concederle la “emoción violenta” en lugar de la “alevosía” con la que había sido acusado y llegado al banquillo.
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