La historia del preso que se sacó una selfie con la mujer de un excompañero de celda y la subió a su estado de WhatsApp, en medio de una salida transitoria, no terminó bien. Sus compañeros de prisión estaban dispuestos a vengarse, pero no fue necesario: Alejandro Claudio Guerrero (38) fue asesinado a golpes cuando entró a robar a una quinta de la ciudad de La Plata.
Guerrero era un delincuente con un extenso prontuario que se jactaba de robar desde los 10 años. Estaba cumpliendo una condena por delitos contra la propiedad en la Unidad Penitenciaria Nº 32 de Florencio Varela. Lo habían detenido en febrero de 2016 por “robo calificado y tenencia de arma de guerra”. El 4 de abril pasado fue beneficiado con salidas transitorias. Debía regresar a prisión dos días después. Pero nunca volvió.
La foto que compartió en sus redes sociales se viralizó rápidamente entre los detenidos. Y desde distintas unidades varios detenidos prometieron vengar lo que consideraban como una “alta traición”.
En prisión, Guerrero se convirtió en pastor evangélico. En la Unidad 9 de La Plata, donde estuvo alojado los primeros años, se hizo amigo de otro detenido y, en una de las visitas, conoció a su mujer. Y apenas salió de la cárcel la fue a ver y no ocultó su relación: subió fotos con ella en la cama.
El 6 de abril pasado el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) reportó que Guerrero no había regresado de la salida de transitoria de 48 horas y la Justicia ordenó su captura.
Hasta el domingo 6 de junio pasado no se supo más nada de él. Esa noche, cerca de las 20, entró a robar a una quinta ubicada en la ruta 2, a altura de la localidad de Etcheverry, en el partido de La Plata. Lo hizo en compañía de un cómplice.
Según fuentes policiales, saltaron el cerco perimetral y enseguida redujeron a dos hermanos de 17 y 20 años, y a su mamá de 47. Guerrero ató a las víctimas y comenzó a revisar la casa en busca de elementos de valor. En medio del robo llegó el marido de la mujer, a quien también amenazó e inmovilizó, pero el hombre logró desatarse y, con la ayuda de uno de sus hijos, golpeó a Guerrero con una mancuerna hasta matarlo.
Después fueron a buscar al cómplice, que estaba haciendo de “campana”, y lo mataron con un hacha. Recién anoche los investigadores pudieron identificar a los delincuentes muertos: uno era Matías Hernán Barrionuevo, de 36 años, y el otro Claudio Guerrero, conocido en los medios por la famosa selfie que se había sacado con la mujer de un excompañero de celda.