Desde el Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata celebramos la media sanción al proyecto de ley que reduce las tarifas de gas en las denominadas “zonas frías” del país, entre las que se incluye a Mar del Plata y otras localidades de la costa atlántica. Tras obtener la aprobación de la Cámara de Diputados, el proyecto será tratado en la Cámara de Senadores.
Con esta iniciativa, aprobada por amplia mayoría, más de 3 millones de usuarios de la red de gas de todo el país se verían beneficiados con una reducción de las tarifas domiciliarias de entre 30 y 50% del monto de las boletas. Esperamos que el proyecto ahora sea aprobado en el Senado.
Nuestro Sindicato, con la iniciativa de José Rigane, fue pionero en la lucha y la difusión de los conceptos de “pobreza energética” para aquellas familias que deben destinar más del 30% de sus ingresos para cubrir servicios energéticos (gas, luz, agua), indispensables para el desarrollo de la vida digna.
Esto sin dudas será un gran aliciente para el bolsillo de las y los trabajadores.
Pero sabemos que no es suficiente, ni la solución de fondo. El debate, es qué modelo energético queremos desarrollar y necesitamos las y los argentinos. Para quién producir energía y de qué manera se extraen los recursos naturales.
Se habla mucho de tarifas porque es lo que afecta a las y los usuarios. Pero poco se dice de las empresas privatizadas que lucran con las necesidades básicas de la población y sus exorbitantes ganancias.
La energía es un derecho humano, no es una mercancía. Es un bien social y todos los Estados y los gobiernos deben garantizar su acceso. La energía como derecho humano tiene que ser tan importante como la salud, la educación y los derechos sociales.
Sabemos que lo que no pagaremos los usuarios no será absorbido por las empresas energéticas, sino que será cubierto con subsidios financiados por los impuestos que pagamos. Las empresas privatizadas que monopolizan los recursos naturales nunca pierden, siempre ganan.
Por eso, proponemos aprovechar este impulso y cambiar profundamente el modelo energético desarrollado a partir de las privatizaciones de la década del 90 y profundizado en las últimas décadas. Un modelo con el eje en la soberanía energética .
Necesitamos un modelo energético que ponga el eje en el Derecho Humano a la energía y no la ganancia de las empresas privadas y extranjeras. Necesitamos un Estado presente, protagonista con voluntad para tomar las decisiones a favor de los intereses del pueblo argentino.
Ojalá este sea el primer paso de un camino en esa dirección.