La ronda de discusiones salariales por adelantado contempla, en los planes del Gobierno, subas de hasta el 55% y vigencia de nuevos aumentos desde ahora.
El sindicato del vestido (Foniva) y la Cámara de la Indumentaria inaugurarán este mediodía la ronda masiva de negociaciones salariales que incluirá varios de los sindicatos más influyentes de la Argentina y mediante la cual el Gobierno espera generar una cobertura amplia del poder adquisitivo de más de 3 millones de trabajadores y nuevas escalas de sueldo desde este mismo mes. Le seguirán rubros como Alimentación, Químicos y Petroquímicos, textiles, mecánicos del Smata, gastronómicos y Sanidad, entre otros, según el esquema que pudo reconstruir este diario y que incluye a Camioneros entre las 27 actividades llamadas en la primera etapa.
La premisa es, al igual que el año pasado, que los salarios del sector privado puedan imponerse a la inflación y en ese plano la administración de Alberto Fernández ya prevé aumentos en un rango de entre 50% y 55% con revisiones hacia septiembre, por encima de la pauta del 40% que hace semanas sugirió el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, pero todavía por debajo de las previsiones de las consultoras privadas que releva el Banco Central que llevan en torno del 60% la suba de precios promedio para 2022.
La convocatoria se hizo al amparo de la resolución 388/2022 de la cartera laboral, instrumentada a partir de una serie de reuniones que mantuvieron la Unión Industrial (UIA) y la CGT en el Ministerio de Trabajo con el titular del área, Martín Guzmán, y sus pares de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Trabajo, Moroni. La mayor parte de los gremios tenía un cronograma de negociaciones que debía comenzar en los próximos meses pero el equipo económico decidió adelantar las tratativas. Fue una respuesta a los pedidos de la CGT y al mismo tiempo el atajo que encontró Guzmán al planteo del ala kirchnerista del Ejecutivo que presionaba por una política de ingresos más agresiva que incluyera, eventualmente, un aumento salarial por decreto que alcanzara a todos los trabajadores argentinos.
El esquema de discusiones en masa demandará una ingeniería compleja para los funcionarios de la cartera laboral. El arranque de esta semana (corta, por los festejos religiosos del jueves y viernes) prevé días de varias paritarias en simultáneo de actividades disímiles. Mañana, por caso, deberán participar en sus respectivas negociaciones sindicatos y empresarios de la industria alimenticia; dos gremios químicos y petroquímicos con sus contrapartes patronales; los viajantes con la Cámara de Comercio; la Asociación Obrera Textil con la federación industrial del rubro, y hasta un sello de trabajadores de medios de comunicación (Utpba) con la asociación porteña de prensa escrita (Aedba).
En los días siguientes fueron anotados el sindicato de mecánicos (Smata) con la cámara de talleres de reparación de automóviles; la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), el sindicato de Televisión (SAT) con la Asociación de TV por Cable) y los imprenteros con la Federación de la Industria Gráfica (Faiga). Pasada la Semana Santa, el lunes 18 reanudarán las audiencias con gremios como el de la Madera, el sindicato del Seguro; el rubro gastronómico y hotelero; el plástico; los pasteleros, Sanidad (centros asistenciales con y sin internación); las pizzerías; el personal de Seguridad Privada; Maestranza; los químicos que producen baterías, y la industria molinera.
Durante el fin de semana, el jefe del Smata, Ricardo Pignanelli, apoyó el adelantamiento de las paritarias al considerarlas “la solución” a la espiral inflacionaria. Y confirmó, de paso, que la CGT fue la principal opositora a los aumentos por decreto: “Complican la paritaria”, sostuvo. Pignanelli fue uno de los pocos que acudió a respaldar al Ejecutivo respecto de la medida. En la cúpula de la CGT confesaron que evitarían hablar por entender que el clima en el oficialismo estaba demasiado enrarecido por la confrontación entre Alberto Fernández y su vice, Cristina de Kirchner.