Nota realizada por Carlos Grande, presidente del Partido Solidario de la Provincia de Buenos Aires.

Detrás de la suba del dólar negro “hay una apuesta a la devaluación” del tipo de cambio vigente. Pero cada vez que ocurre eso sube el precio de lo que se importa “y eso impacta en las líneas de producción y en el precio de los artículos que consumimos, con lo cual el pato lo paga la gente”.

El presidente del Partido Solidario de la Provincia de Buenos Aires, Carlos Grande, destacó las recientes declaraciones del titular nacional del PSOL, Carlos Heller, sobre la coyuntura económica.

“Las y los bonaerenses deben estar atentos ante las maniobras de confusión y desestabilizadoras de sectores económicos y de la oposición política. Las dificultades no se resolverán con las fracasadas recetas neoliberales”, dijo Grande en declaraciones periodísticas.

El diagnóstico de Carlos Heller:

La realidad es que el tipo de cambio real, que mide la competitividad del país frente a sus socios comerciales, “está en un nivel estable desde hace bastante tiempo”. Es decir, “la Argentina no necesita devaluar para que sus productos sean competitivos en los mercados internacionales; tanto es así que tenemos récord de exportaciones”.

El diputado nacional y presidente nacional del PSOL, Carlos Heller, desgranó esos conceptos en declaraciones a las radios Mitre y afirmó que “el que tiene soja guardada esperando una devaluación está incluso haciendo un mal negocio”.

Heller recordó que “la Argentina, según dijo el presidente de la cámara de exportadores de granos y oleaginosas, tiene 25 millones de toneladas de soja no comercializada, unos USD $ 15.000 millones al precio de hoy. Si se vendieran, ingresarían al Estado USD $ 3.675 millones por retenciones, unos $ 475.000 millones, el 6% de la recaudación total del primer semestre y alrededor de un punto del producto bruto”.

“Quieren forzar que haya una devaluación”, sintetizó. En cambio, esos operadores podrían recurrir al seguro que estableció el Banco Central,  al crear el llamado “plazo fijo chacarero”. Por ese instrumento, cualquier integrante de la cadena agrícola puede constituir un plazo fijo de hasta $ 500 millones que se ajusta con la variación del tipo de cambio.

Al no hacerlo, los productores que retienen granos “están corriendo el riesgo de lo que está pasando, que es la baja de los precios y que la devaluación no se produzca”.

Heller contrastó, por otra parte, la tensión cambiaria con la solidez del sistema financiero, que “tiene récord de depósitos, e inclusive este mes no han dejado de subir”. El problema, admitió, es “el exceso de liquidez, porque la demanda de crédito no está a la altura de los depósitos”.

Otros indicadores favorables son “los niveles de mora más bajos de la historia, tanto de empresas como de personas” y el bajo número de cheques rechazados: “prácticamente no hay cheques emitidos sin fondos”.

Sobre la escasez de divisas, Heller recordó que las importaciones de combustibles pasaron de US$ 2.280 millones en la primera mitad de 2021 a USD $ 6.609 millones en el primer semestre de este año. “Se pagaron USD $ 4.329 millones más para no tener problemas en el invierno, que no pasemos frío y la actividad económica no se resienta”.

El legislador del Frente de Todos se refirió asimismo a la suba de precios,  que hoy no puede atribuirse a variaciones en el tipo de cambio, los salarios, la emisión monetaria o las tarifas. “La inflación parece tener un comportamiento autónomo de los factores que históricamente al explicaron. Responde entonces a la puja distributiva y a la instalación de expectativas, que llevan a remarcaciones por las dudas en el comercio y al stockeo de mercaderías”.

En cuanto a las posibilidades de amortiguar el impacto en los sectores más vulnerables, el diputado cuestionó la idea de un salario básico universal, porque “es una mala solución que tiende a estratificar la división entre ricos y pobres”.

Pero reconoció que “la enorme influencia de la tecnología en todos los procesos de producción y distribución, hacen imprescindible discutir la jornada laboral sin reducción del salario, y crear nuevos puestos para que la gente tenga trabajo bien remunerado y protegido por las leyes”. En ese sentido indicó que trabaja en la idea de reducción de horas laborales, para lo cual toma como referencia la iniciativa presentada en 1992 por el entonces legislador nacional Floreal Gorini.

Heller relativizó, por otra parte, las urgencias financieras del Estado. “En términos reales la deuda pública total era de 89,8% del PBI en diciembre de 2019 y ahora bajó al 80,1%. Además, en el mismo período los compromisos en moneda extranjera bajaron del 70% al 55%, con lo cual disminuyó el nivel de exposición del país”.

“Después de la renegociacion, no hay vencimientos en dólares hasta el segundo semestre de 2025, cuando empiezan a vencer los bonos, y hasta el segundo semestre de 2026, en que empiezan a vencer los créditos con el Fondo Monetario”, resaltó.

El acuerdo con el FMI, remarcó, fue “el menos malo posible”, después del “disparate” del crédito tomado por el gobierno anterior, ya que “no tiene exigencias de ajuste”. Prevé una disminución del déficit fiscal primario del 0,6% del PBI, menos de lo que ingresaría al país por la liquidación de la soja retenida.

“La discusión de fondo que tenemos con la oposición es que ellos quieren bajar el déficit recortando impuestos y no emitir. Con lo cual del otro lado habría un gran ajuste del gasto, que en gran medida es todo lo que tiene que ver con las jubilaciones, la seguridad social, salud, educación, ciencia y tecnología”, concluyó Heller.