Nota realizada por ctabuenosaires.org.ar

Con profundo pesar, la CTAA Bonaerense expresa sus más sentidas condolencias a familiares, seres queridos, compañeras y compañeros de Oscar Hueravilo quién falleció en el día de ayer.

Junto a su compañera de vida Eliana Saavedra, tomaron la decisión de dejar su Chile natal para radicarse en argentina y así salvar sus vidas ante la sangrienta embestida de la dictadura de Pinochet contra las organizaciones populares. Ambos militaban en el Partido Comunista.

Oscar Lautaro Hueravilo “Taro”, siguió con la tradición de compromiso por las causas justas que expresaban Oscar y Eliana. Conoció a Mirta Mónica Alonso en la Bodega Peñaflor donde ambos trabajaban, y fruto de ese amor nació Emiliano Lautaro Hueravilo Alonso.

El 19 de mayo de 1977 de 1977 y estando embarazada de 6 meses, Mirta despedía a su abuelo en un velorio. Genocidas secuestraron a la pareja y fueron llevados al centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionaba en la ESMA. Allí nació Emiliano y permaneció 22 días con su Mamá, que le hizo una marca en la oreja con la esperanza de reconocerlo algún día, sabiendo que iban a separarlos.

Eliana y Oscar se organizaron con otras familias en su misma situación, en los orígenes de Madres y Padres de Plaza de Mayo, para encontrar a sus hijos y nietos. En las primeras marchas encabezadas por las mujeres, los hombres debían adoptar distintas estrategias para permanecer dispersos y ocultos para no ser descubiertos por las fuerzas represivas.

En diciembre de 1977, Emiliano fue abandonado en la puerta del Hospital Elizalde (ex Casa Cuna) con una hoja que consignaba su nombre y posible fecha de nacimiento que databa del 11 de agosto. Medios de comunicación difundieron la noticia y esto permitió que Oscar y Eliana pudieran recuperarlo. Sin embargo, no cesaron en su accionar solidario y siguieron comprometidos con la búsqueda de hijas, hijos, nietas y nietos de otras familias, sino también en la lucha para que se desarrollen los juicios de lesa humanidad y que los responsables recibieran el merecido castigo.

Aún a una edad muy avanzada, Oscar seguía participando en movilizaciones populares apoyado en su bastón junto a su nieto Emliano quién es actualemente Secretario de DDHH de la CTAA y ATE Bonaerenses, y en sus bisnietas Lara, Sofía y Emilia. Siempre acompañado por su hijo y su nuera en con un cartel que llevaba a cada manifestación a la que concurría.

Estando solo en su casa, tomando mate, a veces se venía el recuerdo de su nuera Mirta y su hijo “Taro” en la cocina, y se desplomaba del dolor por tanto extrañarlos. “Mirta no era mi nuera, era mi amiga”, contaba Oscar en una entrevista concedida a QM Noticias.

“Hay noches que no duermo por él, por ella, y por todos. Porque todos eran revolucionarios. A veces ella (Eliana) desea la muerte, y yo igual. Pero tengo a Emiliano, tiene tres hijas, tengo a los compañeros. Y entonces me pongo contento, muy contento”, manifestaba con emoción.

Los últimos meses Oscar los pasó en una casa tranquila, con muchos árboles, disfrutando el amor de su nieto y sus bisnietas, y las visitas. Con la tonada característica de su tierra y su Pueblo Mapuche, contaba sus experiencias de una manera tan cautivante que daba gusto escucharlo por horas.

Y plantó semilla. Plantó memoria. Plantó futuro.

Emiliano fue uno de los fundadores de HIJOS, y Lara, su bisnieta mayor, de la Agrupación Nietes, donde pibas y pibes dan continuidad a la lucha de sus madres, padres, abuelas y abuelos.

Al despedirlo físicamente, Emiliano le dedicó unas sentidas palabras de agradecimiento, y lo último que hizo fue destacar la condición de trabajador revolucionario. Su bisnieta Lara, lo despidió junto a quienes acompañaron a la familia reivindicando a los y las 30 mil compañeras y compañeros detenidos desaparecidos, PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE.

La historia y el legado de Oscar y Eliana, iluminan el camino que transitaron antes otros, que recorrieron ellos, y que tiene a miles de militantes populares tomando la posta en la lucha hacia un mundo donde a ninguna familia le falte el pan en su mesa, las pibas y los pibes puedan estudiar y jugar, con trabajadoras y trabajadores con salarios y condiciones de trabajo digno, y donde adultas y adultos mayores puedan transitar su jubilación tras años de sacrificio con felicidad.