Decenas de miles de personas salieron a las calles en París y otras grandes ciudades francesas para reclamar una legislación que acabe con la “impunidad” en cualquier tipo de agresión motivada por cuestiones de género.
Cinco años después de la aparición del movimiento #MeToo, cerca de 90 asociaciones, sindicatos y partidos políticos de izquierda convocaron grandes protestas en el país “para gritar nuestra ira”.
En la capital francesa, 80.000 personas, según los organizadores, marcharon desde la plaza de la República hacia la de la Nación, uno de los itinerarios clásicos de las manifestaciones parisinas.
“Somos fuertes y estamos orgullosas. Somos feministas, radicales y estamos enojadas”, coreaban las manifestantes, mientras otras gritaban “Metoo por todas partes, justicia en ninguna parte”.
En carteles de color violeta podían leerse consignas como “Macho dominante, ¿quién te creés que sos?”, “Detener la cultura de la violación” o “Creer en las víctimas salva vidas”.
“Lo que nos enfurece es la impunidad de los agresores y el maltrato de las víctimas”, explicó a la agencia de noticias francesa Maëlle Noir, integrante de la organización #NousToutes (Nosotras Todas), coordinadora de las marchas.
“Manifestamos para rendir homenaje a las víctimas”, señaló, por su parte, Sandrine Bouchait, de la Unión Nacional de Familias de Femicidios, para quien “los femicidios son la cima de la pirámide de la violencia sexual y sexista” y cuya asociación solicita “un estatuto de víctimas con acompañamiento psicológico y financiero” para los familiares.
En concreto, las organizaciones reclaman un presupuesto público de 2.000 millones de dólares al año, pero también una “ley marco” que instaure “brigadas y jurisdicciones especializadas”, una ayuda financiera para la “protección de las mujeres víctimas”, la creación de 15.000 nuevas plazas de alojamiento y un refuerzo de la educación sobre la vida sexual y emocional en la escuela.
La ministra francesa encargada de la igualdad entre hombres y mujeres, Isabelle Rome, recordó en la radio RMC que está abierta a la instauración de una policía y una justicia especializadas, tema sobre el que se está elaborando una misión parlamentaria.
También se refirió a los medios financieros y explicó que “no dejaron de aumentar” para alcanzar “un importe global de 2.400 millones” de dólares, aunque reconoció que este monto no está “específicamente” dedicado a la lucha contra la violencia.
El llamado a manifestarse antes del 25 de noviembre, día internacional de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, se dio en muchas ciudades de Francia.
En la occidental Rennes, unas 2.200 personas se movilizaron al grito de “no a los violadores en nuestros barrios, ninguna posibilidad para los violadores”, según la prefectura, mientras que en la norteña Lille las autoridades reportaron 1.750 participantes y en la oriental Metz unos 280 manifestantes.
En la sureña Marsella, donde la prefectura contabilizó 500 personas, un ciudadano de 46 años que participaba en su primera movilización feminista subrayó que “no se trata sólo de un tema de las mujeres, sino también de los hombres”, aunque a su juicio “es más importante actuar en la vida cotidiana que manifestarse”.
La exasperación de las organizaciones feministas es alimentada por el elevado número de femicidios en Francia, que ya son 100 desde el comienzo del año, según un colectivo feminista, frente a 122 del año pasado, de acuerdo a cifras oficiales, y por la reticencia del mundo político a excluir a algunos responsables acusados de violencia contra las mujeres.
Entre 2017 y 2021, el número de violaciones o intentos de violación registrados por el Ministerio del Interior francés se duplicó, al pasar de 16.900 a 34.300.