Por Lara E. Franco – Periodista
¿No te pasa que hablando entre colegas o amigxs todxs están a mil?
Imagino que se están haciendo múltiples estudios sobre el paso de la pandemia en la sociedad, en cómo impactó en la salud mental el hecho de haber estado encerrados en nuestras casas para evitar el contagio, y de repente, la explosión de la demanda sobre los alquileres, porque muchas personas a lo largo de dos años, no pudieron mudarse pese a la necesidad.
El mercado inmobiliario es un verdadero caos. Miles de personas buscan un alquiler, y lo que se consigue a veces no es lo que deseamos, o se encuentra a un precio desorbitante. Metemos la mano en el bolsillo, revisamos la billetera y el home banking y no tenemos una torta de guita para poner en un alquiler, porque además hay que comer, transportarse, dejar un mango para la birrita del fin de semana si se puede, y vivir, que no es poca cosa.
También, la tecnología y las redes sociales nos invaden. La vida privada y pública ya no tienen una línea que se separa una de otra, hay gente compartiendo contenido todo el tiempo. Somos espectadores de vidas ajenas, viendo como famosos y divas pasean en yate mientras vos te estas tomando unos mates en tu casa. Vemos vidas lujosas mientras nos tomamos el colectivo e intentamos recuperar algo del tiempo pasado.
En mi caso particular, el de periodista, tengo 4 trabajos, y hablando con colegas encuentro el mismo escenario. En otras ramas, hay gente que trabaja por ejemplo durante la mañana, y a la tarde se va a cursar, y a la noche intenta hacer compras y estudiar… y así, la vida pasa en una monotonía constante en la que intentamos mantener nuestra vida en equilibrio.
Las formas de trabajo están cambiando ahora mismo a un paso demasiado rápido. Intento capacitarme sobre temas que surgen y siento que no doy abasto. Cada vez hay más redes y nuevos roles dentro de cada rubro.
La inteligencia artificial pone en riesgo múltiples trabajos, el cambio climático está aquí y ahora. Intento no consumir tanto plástico, levanto las bolsas de basura que encuentro volando por la calle mientras esquivo gente que camina y cruza la calle mirando el celular. Qué peligro.
Que impotencia, que panorama. Quiero dormir la siesta pero mi trabajo no me lo permite, intento reunirme con amigxs y se me complican los horarios, a ellos y ellas también. ¿Nos observamos en el día a día a ver cómo estamos o qué necesitamos? ¿Hacemos el deporte que precisa nuestro cuerpo? ¿Nos alimentamos bien?
Hay múltiples factores que generan ansiedad y estrés en la actualidad, es precioso mirar un poco para adentro y poner límites, porque si no los pone cada unx desde su lugar, nadie te va a invitar a parar la moto.
Respirar hondo, estirar, caminar, charlar, descansar y evaluar qué mostramos en la cantidad de redes que existen debería ser una prioridad en los tiempos modernos. Apagar el wifi, cerrar las pantallas, volver al dialogo y a los abrazos. Volver al encuentro cara a cara, descansar.