Por Adriana Derosa
Liminal es aquello que transcurre en el borde, en el límite. En la fina línea que separa lo uno de lo otro, divide un universo de otro, que también está presente. En este caso, “Liminal” es el espectáculo de danza teatro de Elizabeth Delfabro que pudimos ver en El Séptimo Fuego, que se basa en un texto provocativo: “Cornelia frente al espejo”, de Silvina Ocampo. En él, la escritora trazó un recorrido inusual, cartesiano, en el que cuestiona también los límites entre la realidad y la imagen, de este y aquel lado del espejo, del ser y la imagen (”yo sueño siempre conmigo”, “quiero besarme”), pero también entre los vivos y los muertos, la vida misma y la muerte.
Con un elenco constituido por Cecilia Paterlini, Marcos Moyano, Kuko, Juliana Lizardo, Juanix y Federico Bejarano, la autora recrea también los bordes, los límites entre la danza y el teatro, entre lo masculino y lo femenino, la fina línea entre lo quieto y lo móvil. Recorre el escenario trazando líneas oblicuas, respirando el espacio como si este todo liminal fuese un organismo vivo y completo que se vuelca hacia el fondo y se proyecta hasta el borde. Un animal representado por un equipo de performers que respiran en bloque, y se apoyan en proyecciones audiovisuales de Paola Barragán, que suman aún más sensaciones. El espejo como “cascada de vidrios” que proyecta el ser fragmentado, y juega con una Alicia que no es varón ni mujer, ni presente ni pasado (”cuántos días han transcurrido desde ayer”, dice Ocampo).
“Liminal” es una experiencia escénica, con música original de Leo Ferro, banda a la que se agrega el vals peruano “Mechita” de Raygada Ballesteros, aquí en versión de Silvia Pérez Cruz, la que sirve para un cuadro de dueto entre Marcos Moyano y Federico Bejarano, que despliega un bello erotismo andrógino.
“De pequeña hablaba con mi imagen en el espejo” dice Silvina Ocampo, y el sutil juego de duplicaciones se proyecta hasta el infinito, de quien pretende que “me dejen sola bajo la mirada mía”.
Si digo que Liminal es una experiencia escénica es porque usted estará allí, dentro de la cosa, latiendo a la par de ellos, como en un espejo que cuestiona y pone en juego el borde también entre quienes bailan y quienes observan. Profundamente onírico, sencillamente hermoso. Próximas funciones, sábados 3 y 17 de febrero en El Séptimo Fuego, Bolívar 3675.