Nota escrita por CTA Autónoma, Instituto de Estudios y Formación y Mesa de Soberanía Marítima y Fluvial

Una forma de ejercer la soberanía marítima es el aprovechamiento de nuestros recursos pesqueros que son un Bien Común Natural, esto significa que nos pertenecen a todos los argentinos.

El Estado debe disputar los recursos pesqueros ya que éstos son mayormente usufructuados por capitales privados, la administración de la pesca está permitiendo la concentración de ganancias en pocas empresas, agravado por las mínimos o nulos derechos de exportación. Más del 90 % se exporta sin valor agregado, no se procesa en tierra ni se generan empleos, además no se estimula el mercado interno. Este último está caracterizado por el bajo consumo de pescados y mariscos, que en Argentina se encuentra entre 5 y 8 kg/persona/año, muy por debajo de la media mundial de 20 kg/persona/año, e incluso por debajo de la media latinoamericana que se encuentra alrededor de los 10 kg./persona/año.

En el caso de algunas especies como el langostino, una parte importante del crustáceo se exporta para ser procesado en otros países.

Para revertir esta situación de apropiación privada de los beneficios de un Bien Común sería conveniente modificar el régimen de Cuotas Individuales Transferibles de Captura CIT y terminar con la apropiación totalmente privada de los beneficios de la pesca.

¿Qué son las CIT?

El Estado otorgó a cada buque pesquero un título de propiedad sobre una porción del recurso (por ejemplo una determinada cantidad de toneladas de merluza por barco), por un período de 15 años. Estas cuotas están sometidas a la lógica de mercado porque se pueden “transferir”, es decir, vender o alquilar entre las empresas.

Durante estos casi 15 años se observó que las cuotas se concentraban en pocas empresas cada vez más poderosas que influyen fuertemente en el mercado, desestabilizando a decenas de empresas que generaban empleo en plantas procesadoras en tierra. Así, vemos cómo el Estado pierde soberanía sobre estos recursos quedando en manos de los grandes jugadores de las cadenas globales de valor del sector.

Además, este sistema favorece el descarte (los peces que no alcanzaron la talla comercial son arrojados sin vida al mar) en su mayoría son juveniles que aún no se reprodujeron. Esta práctica perjudica la abundancia de la población.

Las CIT caducan en diciembre de 2024 , y por lo expuesto, es importante No renovarlas, para comenzar una transformación en el sector, con un desarrollo sostenible cuidando el medio ambiente, donde se impulse la industria pesquera, con mayor valor agregado., y se proteja las  embarcaciones pequeñas que son menos depredatorias y generan más empleo.