Por Pablo Felizia – El Telégrafo de Entre Ríos 

Es el Día de la Soberanía, una fecha para conmemorar el requisito principal de la libertad en un país con una parte de su territorio ocupado por Inglaterra.

El 20 de noviembre de 1845 tuvo lugar la batalla de Vuelta de Obligado donde una importante escuadra anglofrancesa intentaba obtener la libre navegación del río Paraná para realizar intercambios comerciales con Paraguay, las provincias del litoral y prestar colaboración a Corrientes que por entonces estaba enfrentada al gobierno de Juan Manuel de Rosas.

La defensa estuvo en manos del general Lucio Mansilla, quien tendió de costa a costa barcos “acorderados” sujetos por cadenas. El monumento que recuerda la batalla está emplazado en el mismo lugar donde sucedió y es una obra de arte que expresa la iniciativa patriótica e ilustra este texto.

Los invasores contaban con una fuerza militar y de fuego superior a las argentinas y lograron romper esas cadenas a pesar del desempeño heroico de las fuerzas patrióticas.

Hay historiadores que sostienen que el gobierno de Rosas recibió el apoyo popular ante la actitud de defensa de la soberanía a pesar de su política. La posición de San Martín, enviándole el sable corvo a Rosas y ofreciendo sus servicios para la defensa de la patria puso en su lugar a sectores liberales que no aceptaron la decisión de evitar el paso ilegal por el río Paraná; la defensa fue un acto legítimo ante la agresión de potencias colonialistas. El hecho se dio en un momento en que nuestro país aún desataba luchas para constituirse como una nación independiente. La batalla de Vuelta de Obligado no se desmerece por el papel que también tuvo Rosas en otros momentos de la historia como en la “Campaña al Desierto” o con el establecimiento del latifundio.

Pero a la Batalla de Vuelta de Obligado, la siguió, siete meses después, la Batalla de Punta Quebracho, combate entre las fuerzas argentinas contra la armada anglo-francesa; fue el 4 de junio de 1846.

Las naves invasoras volvían desde el norte hacia el Río de la Plata tras una campaña que fracasó desde el punto de vista económico y militar.

Los cañones nacionales habían sido emplazados otra vez por Mansilla en lo alto de una barranca, fuera del alcance de la artillería enemiga. De modo que los buques y sus hombres no tuvieron más remedio que hacer lo posible para huir del lugar. Dicen que la batalla duró tres horas: dos mercantes se hundieron, otros cuatro fueron incendiados para que no cayeran en manos argentinas y dos vapores de guerra resultaron seriamente dañados.

Ante estos apuntes de la historia, no hay más que acercarse al presente. El presidente Javier Milei y la vicepresindente Victoria Villarruel llevan adelante una política de entrega de nuestros recursos y de nuestra soberanía, sobre todo ante Estados Unidos y Gran Bretaña. Por eso es importante rescatar la historia nacional, rememorar viejas batallas, traer al presente aquello por lo que hemos luchado tanto.

Las invasiones inglesas de 1806 y 1807, la Vuelta de Obligado de 1845, la Gesta de Malvinas de 1982 entre otros, son hechos que marcaron nuestra historia con sangre propia y requirieron del heroísmo de nuestros combatientes.

Parece una frase repetida, pero todavía hoy es necesario aclarar que nuestro país tiene una parte de su territorio en manos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Semanas atrás dimos cuenta, en esta misma página, del nuevo acuerdo llamado Mondino-Lammy, firmado por la entonces canciller argentina Diana Mondino y su par británico. Con él, nuestro país le garantiza condiciones logísticas que le permiten a Inglaterra consolidar su ocupación. Este miércoles, al cumplirse un nuevo aniversario de la Vuelta de Obligado, es importante remarcar que la defensa de la soberanía es el principal requisito de la libertad.