- Por Gustavo Casciotti – Economía Aquí & Ahora
El contraste permanente entre el relato oficial y la realidad vienen vulnerando la confianza de amplias mayorías en el éxito de un modelo económico con pies de barro.
Esto no es un tema menor si consideramos que es precisamente la confianza la que consolida las relaciones humanas, a partir de pilares como la honestidad y credibilidad, hoy en jaque.
Veamos algunos ejemplos:
*La recuperación económica se presenta como un hecho incontrastable por parte del Gobierno nacional, iincluso buscando letras del abcedario para representarla, desde la V hasta la L. Sin embargo el propio INDEC da cuenta de lo contrario, restando confianza en los anuncios presidenciales.
La actividad industrial se desplomó durante el 2024 un 9,4 %, producto de la caída del consumo interno y del parate de la obra pública y la última capacidad instalada relevada al mes de diciembre da cuenta de un uso de apenas el 56.7 %, siendo el 2º peor diciembre de los últimos seis años.
*El consumo crece por la mejora de salarios dicen. Pero según reciente informe de la Consultora Scentia el consumo masivo experimentó en enero una caída de más del 10 %, pese a la muy baja base de comparación, acumulando una merma del 14 % durante el 2024. Todas las categorías dieron negativas, destacandose un panorama alarmante para las bocas pequeñas y medianas que registraron un desplome del 13.5 %.
*La inflación presenta una curva decreciente. Sin embargo el gap entre ingresos y precios se ubica casi en un 30 %, que explica por qué pese al amesetamiento de algunos precios el consumo no remonta. Además debemos considerar que por la falta de actualización de la canasta de bienes y servicios el IPC hoy no refleja la realidad de los consumidores, por el mayor peso de los servicios en la economía domestica, socavando la confianza en los números oficiales.
*El superávit fiscal se presenta como clave innegociable del desarrollo nacional. Pero resulta que esconde el impacto no declarado de intereses por títulos públicos que simplemente se capitalizan y que de computarse, obviando la trampa contable, convertirían en rojo un falso excedente.
Como si esto fuera poco, la confianza terminó de estallar con la estafa con criptomonedas, en la que aparece involucrada la propia investidura presidencial, minando la confianza local e internacional sobre el Gobierno en un hecho de gravedad inaudita.
Urge reconstruir la confianza a partir de un modelo que con eje en la producción, el trabajo y la defensa de la soberanía, nos permita consolidar un futuro donde la transparencia y el compromiso con la economía real sean valores innegociables.