Esta agencia espacial de EE.UU. ha llegado a esa conclusión tras analizar nuevos hallazgos de uno de sus vehículos exploradores.
El Curiosity Mars Rover de la NASA ha detectado varios compuestos orgánicos en la superficie de Marte y este hallazgo, junto con las fluctuaciones estacionales del metano atmosférico del planeta rojo, sugieren que ese vecino de la Tierra puede albergar vida.
Ese vehículo explorador cavó apenas 5 centímetros en un territorio compuesto por rocas sedimentarias de grano fino y descubrió tres tipos diferentes de moléculas orgánicas, según ha informado este jueves la revista Science.
Aparentemente, ese lugar del cráter Gale tiene alrededor de 3.500 millones de años y albergaba un gran lago cuando Marte era más cálido y húmedo.
La astrobióloga Jennifer Eigenbrode, que trabaja en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, ha detallado a la agencia Reuters que ese material orgánico procede de “tres fuentes posibles”: una posible vida “que desconocemos”, meteoritos o algún procesos geológico “de formación de rocas”.
Eigenbrode ha subrayado que “el antiguo ambiente de Marte podría albergar una forma de vida” debido a que contenía “todo lo que se necesita” para que suceda, pero eso “no nos dice que esa vida estaba allí”.
Fluctuaciones estacionales del metano
Otro descubrimiento del Curiosity fue registrar que en la atmósfera de Marte cambian los niveles de metano del invierno al verano. Así, la cantidad de ese hidrocarburo alcanzó su punto máximo al final del periodo estival en el hemisferio norte del planeta rojo, cuando superó en cerca de 2,7 veces sus niveles invernales más bajos.
Christopher Webster, investigador de Ciencias Atmosféricas del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, estima que con esta información “no podemos descartar la actividad microbiana como fuente potencial” de esas modificaciones, debido a que alrededor del 95 % del metano que se produce en la atmósfera de la Tierra es fruto de actividad biológica.
En cualquier caso, algunos científicos estiman prematuro aventurar si los compuestos orgánicos recién hallados en Marte, así como el metano del planeta rojo participaron en algún proceso biológico.