Por Ariel Ciano

Mientras que en Mar del Plata crece el número de embarazos en adolescentes, producto de la falta de información sobre métodos anticonceptivos, o el casi nulo conocimiento del cuidado de la salud reproductiva, llevando a un índice de crecimiento en los casos de sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual que a esta altura deberían estar superándose y muy por el contrario ocurre lo opuesto, el intendente Arroyo a contramano de la opinión pública, vetó la ordenanza sobre Educación Sexual y que el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad.

En la Argentina se está dando un debate histórico por la despenalización del aborto, que más allá de la posición personal o incluso de cada movimiento representado por pañuelos verdes y azules, está dando lugar a que opiniones encontradas puedan escucharse y buscar acuerdos, pero ambas posiciones son coincidentes en la falta de más y mejor educación sexual. Sin embargo, en nuestra ciudad pareciera que Arroyo entendiera todo al revés y finalmente la incoherencia prime por sobre el sentido común.

Porque mientras el propio jefe comunal en su discurso de apertura de sesiones en el Concejo Deliberante admitió que la falta de comunicación era uno de sus mayores errores de gobierno, con el veto al proyecto de ordenanza sobre Educación Sexual que presentamos desde nuestro espacio con el acompañamiento de todas las fuerzas políticas, no hace más que seguir dando pasos en falso y hacia atrás.

Vivimos en la era de la Comunicación, que fue definida tiempo atrás por el escritor Alvin Toffler como “El Cambio del Poder”, la que ganó por sobre la industria de las chimeneas. Instagram acaba de consagrarse como la red social más elegida por los jóvenes, mientras lanza un sistema de videos para competir con YouTube. Y Facebook y Twitter, siguen en vigencia con sus grupos de amigos, debates y entretenimientos. Todo pasa por las redes sociales, y allí precisamente están los chicos, los más jóvenes, que tienen en las pantallas no sólo su modo de divertimento sino también de educación. Nuestra propuesta, buscaba precisamente llevar a la educación sexual a ese terreno, al de las redes, con una planificada llegada a los adolescentes con información clara y en su propio lenguaje. Y de igual modo, habilitar una línea telefónica de consulta con su correspondiente Whatsapp para obtener el mismo fin.

Sin embargo, y siguiendo con su lógica que rosa un tinte retrógrado, el intendente vetó la ordenanza que para mayores datos, había sido acompañada hasta por el presidente de su bloque, el concejal Guillermo Arroyo. Así mismo, cabe destacar, que el proyecto fue trabajado en las comisiones de Calidad de Vida y Legislación, recibiendo una positiva respuesta de parte la Secretaría de Educación a la vez que la Secretaría de Salud consideró que algunas acciones ya las estaba realizando, motivo por el cual se omitieron en el texto de la ordenanza mientras que por el contrario las que no hacía, fueron las que propusimos, como la implementación de redes sociales, la línea directa y el Whatsapp que aún hoy no se aplican por parte del municipio.

Las redes sociales tienen un concepto democrático desde su concepción: son herramientas de libre acceso, masivas y gratuitas. Por lo que anteponer su “costo” como una excusa para vetar la ordenanza resulta por lo menos incomprensible. Los nuevos canales de comunicación que proponemos son nuevos para el programa, pero no así para los destinatarios que son usuarios habituales -por no decir permanentes- de ellas. Y la presencia de estos temas en la red tiene como objetivo el concientizar y tratar así de revertir las estadísticas en pos de un mejor futuro para la sociedad.

Argentina ha visto triplicado los casos de sífilis durante los últimos cinco años. Y en nuestros recorrido por la ciudad son los propios vecinos que nos dicen que más del 20% de los partos que dan a luz en Mar del Plata, responden a embarazos adolescentes tanto como que los nuevos casos de VIH se dan entre los más jóvenes y el 30% de la población que porta el virus, lo desconoce.

En resumen, con el veto de Arroyo se pierde enriquecer al programa de educación sexual vigente y el poder actualizarlo con nuevos canales de comunicación y consulta llegando con la información a los jóvenes por medio de las nuevas tecnologías. Entonces nos preguntamos, qué costo se debe priorizar desde el Estado: el de incorporar al programa personal especializado o el de no hacer nada y que sigan aumentando los casos de sífilis y embarazos en adolescentes por la falta de una política de prevención adecuada a los tiempos que corren.