El dólar logró un mes de calma, y el consenso de los economistas considera que podría no haber sobresaltos hasta fin de año, aunque nadie es taxativo en un contexto global incierto y con muchas variables atadas con alambre. El 29 de junio había rozado los $ 30 y a partir de ahí descendió gradualmente hasta un piso de $ 27,91 el 12 de julio. Luego, alternó subas y bajas en torno a $ 28, pero sin saltos bruscos.

La divisa cerró ayer clavada en $ 28 para la venta minorista, según el promedio del Banco Central.

Calma. La paz cambiaria se cosechó vía un apretón monetario (suba de encajes, reducción de la posición neta global de dólares de los bancos) que aplicó Luis Caputo en sus primeras acciones en la conducción del Banco Central, tasas de interés altas, y el ingreso del primer desembolso por US$ 15 mil millones del acuerdo con el FMI. La mitad de ese monto se destinó a licitaciones diarias de US$ 100 millones para garantizar oferta.

Los economistas consultados por PERFIL coincidieron en que ese combo “estabilizó” el mercado cambiario.

Para algunos la corrida cambiaria terminó, aunque para la mayoría “es prematuro” afirmarlo porque la economía local es “vulnerable” por su elevado déficit fiscal y de cuenta externa con lo cual no está exenta de otro sacudón. Sin embargo, vislumbran que el escenario de calma se mantendrá si no hay “sorpresas” en el mercado internacional. En ese marco, proyectan un dólar a fin de año en el rango de $ 30 a $ 32, en línea con la inflación.

Optimismo y dudas. Diego Demarchi, de Balanz Capital, planteó que “la corrida cambiaria ya paró, y no hay motivos para que suceda lo mismo, empezamos a ver un poco de flujo a los bonos en pesos, y vemos un momento de reconstituir portafolios”. Lucas Gardiner, de Portfolio Personal, opinó que “la corrida cambiaria se calmó bastante, después de una devaluación fuerte, el acuerdo con el FMI aportó un poco más de certidumbre; hay caída de demanda en dólares porque todo aquel que quería pasarse a dólares ya lo hizo, creo que la calma debería seguir”.

Para Ramiro Castiñeira, de Econométrica, “la calma llegó con el acuerdo con el FMI, porque se puso en marcha un plan” pero “los interrogantes siguen abiertos porque los problemas de fondo están, déficit fiscal y externos significativos, inflación que no se detiene”.

Melisa Sala, de LCG, señala que “el Gobierno parece haber logrado calmar la corrida” pero “reequilibrar la balanza comercial demanda un dólar cercano a $ 39 a diciembre, la brecha es tan grande que tarde o temprano, la paridad cambiaria vigente será vista como insuficiente” y “así a pesar de tasas altas e incentivos para mantener posiciones en pesos, el mercado podría volver a propiciar la dolarización”.

Tasas. Juan Paolicchi, de Eco Go, cree que “hay un contexto de calma pero con un riesgo país elevado, y con tasas de interés altas que afectan la actividad; tienen que encontrar la manera de relajarlas y que el dólar no se dispare”.

Federico Moll, de Ecolatina, concordó con que “es pronto para hablar de una estabilización exitosa” porque “las tasas son elevadas”, aunque evaluó que el camino adoptado “parece bueno, porque ya están bajando” en el mercado secundario. Santiago Bulat, de Ferreres, coincidió en que “estamos viendo calma en el mercado pero no podemos decir que ya esto no vuelve a pasar; se han tomado medidas de corto plazo, pero hay que ver cómo reacciona el mercado cuando vaya bajando más la tasa de interés”.

Igual análisis trazó Guido Lorenzo, de ACM: “La corrida cambiaria terminó gracias al apretón monetario, pero no se descarta que cuando comiencen a relajar la tasa pueda haber alguna tensión”. Gabriel Caamaño destacó que “la volatilidad de la tasa va bajando, pero falta mucho porque siguen altas, yo no cantaría victoría todavía”.

Emmanuel Alvarez Agis (PxQ) afirmó que “la corrida no termina hasta que no suben las reservas significativamente” y sostuvo que “hoy bajar la tasa sería un error”.

Mirta Fernández