Alta inflación con recesión. El costo de vida tocará un pico de casi 7% en septiembre y sumaría 15% en sólo cuatro meses.
Por tasas altas y menos consumo, la economía profundizará su caída hacia 2019.
A la espera del visto bueno desde Washington y en medio de un respiro en el frente financiero, la actividad y el consumo siguen en caída. En ese marco, en el Gobierno se preparan para una semana donde seguirán las malas noticias de los indicadores internos.
Después de la caída del 4,2% del PBI en el segundo trimestre y el aumento del desempleo del 8,7% al 9,6% en el mismo período, el jueves se conocerá el dato de pobreza del primer semestre que rondaría otra vez el 30%.
Las mediciones del índice de precios para septiembre llegan hasta el 7%, un nuevo máximo en veinte años, que irá bajando siempre y cuando no haya una nueva devaluación, aunque los economistas ven poco probable un nuevo salto del tipo de cambio.
Así, estiman que el año dejará un arrastre negativo del 3% para el año próximo. “Este trimestre va a ser el peor de la era Macri”, asegura Rodrigo Álvarez, de Analytica.
Pese a la mejora del dólar, la baja del riesgo país y Bolsas de los últimos días, todavía restan los efectos de los últimos coletazos financieros, coincide Melisa Sala, economista de LCG. “La economía va a seguir cayendo en el tercer trimestre porque va a pegar más el efecto recesivo de la devaluación, aunque no tanto el agro.
En los números desestacionalizados, la caída va a ser pareja con el segundo trimestre”, explica.
El piso se verá “hacia el cuarto trimestre y a fin de año”. “Para el último trimestre estamos proyectando una caída del 0,5% desestacionalizado respecto al tercero.
El cuarto arranca en 15 días y no hay margen para bajar la tasa”, explicó Juan Paolicchi de EcoGo, que recordó que el titular del BCRA, Luis Caputo, se comprometió a no bajarla de 60% hasta diciembre. “Los salarios no van a recuperar y la inflación va a ser la más alta desde 1991.
Entre recesión e inflación va a ser un muy mal trimestre para Macri, tanto el tercero como el cuarto, en datos sociales y de actividad económica”, agregó el economista de EcoGo, que añade que “hasta noviembre la inflación seguirá en torno al 3%. Sería difícil ver mediciones de 5 o 6% si no hay otro salto del tipo de cambio”.
Con todo, podría haber 15% de inflación en cuatro meses. Para Guido Lorenzo y Jorge Neyro de ACM “la situación no va a cambiar en el corto plazo debido a la pérdida de salario real, traspaso a precios de la devaluación, un mayor clima de incertidumbre que afecta a la inversión privada, el poco dinamismo del gasto en capital del sector público y unas exportaciones que aún no reaccionan a un tipo de cambio que recuperó parcialmente competitividad en términos reales”.
Para lo que resta de 2018 en la consultora vaticinan que en promedio la actividad caerá en torno al 2,5%. “Si bien es prematuro para hacer proyecciones para el año siguiente, el arrastre estadístico que dejaría el 2018 es de 3,2 puntos porcentuales, por lo que el crecimiento en 2019 debería ser lo suficientemente alto para mostrar un valor promedio positivo, incluso cuando se crezca a tasas interanuales positivas”.
Desempleo. La suba del desempleo en el segundo trimestre fue una mala noticia, pero se espera que el escenario empeore. “Todos estos datos apenas captan el efecto de la corrida cambiaria mayo-junio.
Tras el salto del dólar de agosto, esta situación empeorará en la segunda mitad del año”, estimaron desde Ecolatina. Así, la cantidad de desempleados subirá, debido a que se perderán puestos netos de trabajo (especialmente en el sector industrial y en las pymes) y la busqueda de ingresos adicionales se intensificará por la profundización de la pérdida del salario real. Más cheques rechazados
El sector industrial ve cómo se estira la cadena de pagos, si bien las medidas de Dante Sica intentan evitar que “se corte”, los pagos que ya se hacían a 120 días “se están estirando 30 días más”, aseguraron desde el sector fabril más golpeado, el textil. Así lo explicó el titular de la Fundación ProTejer, Yeal Kim, quien señaló que “hay cada vez más cheques rechazados”. “Hoy las empresas se están financiando con la AFIP”, reconoció el secretario de ProTejer, Luciano Galfione.
Es decir, dilatan los pagos al Fisco.
Por eso el pedido –ya no desde los textiles sino de la Unión Industrial Argentina– es que el organismo recaudador no aplique el scoring, que evalúa a los mejores pagadores, durante estos meses para poder capear la crisis.
PValli-Perfil