“Estamos a horas de vivir el fin de semana que históricamente fue termómetro de la temporada en Mar del Plata, y en lugar de estar pensando en políticas de promoción o debatiendo los temas que nos interesan a todos para crecer como destino, Arroyo sigue creando problemas donde no los hay, postergando la decisión de políticas públicas que podrían mejorar la calidad de vida a los vecinos”, dijo el concejal Ariel Ciano al inicio de la conferencia de prensa en el Concejo Deliberante tras otra suspensión de la sesión.
“El intendente fue concejal durante 6 años y no creo que haya olvidado que las personas que estamos ocupando una banca lo hacemos por que la gente así lo dijo en las urnas, esos mismos votantes que también eligieron a los concejales de su propio espacio. Por eso, es la gente quien merece todo su respeto”, señaló el dirigente del Frente Renovador ante sus pares y los medios de prensa.
“A esta altura es innegable que el responsable es el intendente Arroyo, el mismo que pareciera seguir el rumbo del gobierno de Macri con el “si pasa, pasa”. Macri lo hizo con el gas y la gente le dio la espalda, lo mismo que le pasó a Arroyo con Quilmes y Peñarol. Pretender gobernar una ciudad tan importante como Mar del Plata sin un plan de gobierno nos lleva a la misma conclusión que cuando estábamos en campaña: Hay que parar la caída de Mar del Plata”, dijo Ciano sobre los recientes hechos y agregó: “De la misma manera que les pedimos que nos digan tres medidas del gobierno de Macri que hayan favorecido a la clase media, lo mismo vale para Arroyo. Lamentablemente no nos equivocamos y un año después, todo está peor. Por todo ello entendemos que es imprescindible construir una alternativa de gobierno para Mar del Plata”.
Por último, el presidente del bloque que integra junto a su par Mercedes Morro, recordó que “esta semana se supo que 4 de cada 10 marplatenses están pensando en dejar la ciudad por la falta de oportunidades. Y ese desaliento afecta principalmente a los jóvenes que al no encontrar empleo, tienen que alejarse de sus familias. Si a esto se le suma la crisis nacional, el clima social en la ciudad está al límite. Sólo alcanza con recorrer diez cuadras a la redonda para comprobarlo, con manifestaciones a diario en la puerta del municipio, cortes de calles, guardavidas reclamando en plena rambla, paro de colectivos o comerciantes esperando por más de ocho meses para que reabran una calle a la vuelta de la municipalidad, el mismo tiempo que antes tardaba una familia en construirse una casa”