El Palacio Municipal fue durante este jueves escenario de una situación inaudita. Por una decisión atribuida al intendente Carlos Arroyo todas sus puertas permanecieron herméticamente cerradas durante varias horas, provocando que ninguna persona pudiera entrar o salir del edificio.
La situación motivó acaloradas discusiones en cada uno de los accesos, en los cuales, a lo largo de toda la mañana, se agolparon vecinos, trabajadores y concejales tratando de ingresar o salir del edificio.
A pesar de los pedidos, muchos de ellos dirigidos al director de Protocolo, Parque Automotor y Vigilancia, Hernán Tillous, el cumplimiento de la orden fue inflexible.
Así, desde la mañana y hasta las primeras horas de la tarde quienes se encontraban en el lugar se vieron imposibilitados de salir a la calle, informó lacapitalmdp.
Una empleada embarazada, otra que debía inyectarse un medicamento, un concejal que había concertado una reunión, un vecino urgido por renovar el saldo del estacionamiento medido; todos ellos, y muchos más, intentaron hacer valer sus razones para que se les permitiera abandonar el edificio.
Durante varias horas ninguno de ellos logró convencer a los policías ni al personal de vigilancia que, con una notoria resignación, argumentaron que no estaban autorizados a abrir las puertas.
La situación generó la reacción de varios concejales, quienes reunidos en la comisión Deliberativa, decidieron enviarle una nota al intendente Carlos Arroyo para que le pusiera fin a la “clausura” del Palacio Municipal.
“Al haber tomado conocimiento de que por orden del Departamento Ejecutivo no se permite el ingreso y egreso de personas (…) se solicita dejar sin efecto esa disposición en forma inmediata y abstenerse de prohibir a los concejales, empleados, asesores y el público en general el acceso al Departamento Deliberativo”, le reclamaron por escrito los ediles al jefe comunal.
En algún momento de la mañana, quien trató de interceder para que las puertas fueran abiertas de una buena vez fue el presidente del Concejo, Guillermo Saenz Saralegui, quien se acercó hasta uno de los accesos para reclamar que se habilitara el paso de la gente. Sin embargo su gestión no dio frutos.
Mientras se producían estos episodios, a algunas cuadras del Palacio Municipal había miles de trabajadores de la comuna esperando el resultado de la reunión de conciliación convocada por el Ministerio de Trabajo.
Allí el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, se desligó de la decisión de que el Palacio se mantuviera herméticamente cerrado, asegurando desconocerla.
Pasado el mediodía todos los trabajadores que permanecían concentrados en Luro y España marcharon rumbo al Palacio Municipal. Una vez allí y una vez que el secretario general del Sindicato, Antonio Gilardi, comunicada el resultado de la audiencia, hubo muchos que pretendieron ingresar a la comuna, ya sea para fichar o para recoger sus pertenencias, las cuales habían dejado en sus oficinas horas antes.
Y ahí se encontraron con la que la orden de que las puertas se mantuvieran cerradas continuaba cumpliéndose de manera estricta.
Tras haber intentado durante horas ingresar por el acceso de la avenida Luro o el de la calle La Rioja, los concejales Verónica Lagos (U.C) y Santiago Bonifatti (Sumar) intentaban comunicarse con distintos funcionarios para que pedirles que habilitaran el paso de la gente.
Para ese entonces Lagos ya se había expresado públicamente.“El no permitir el ingresar y salir figura como un delito que atenta contra la libertad ambulatoria. Es una locura; esto habilita un hábeas corpus”, afirmó.
También lo había hecho el concejal de 1País, Ariel Ciano, quien para ese entonces, desde dentro de la comuna, había afirmado que no existían motivos que justificaran una “decisión totalmente autoritaria del intendente Arroyo”.
Finalmente lo que sucedió fue que, pasadas las 13 horas el intendente aceptó reunirse con los concejales que se encontraban dentro del Concejo, lo que desencadenó que minutos después al menos una de las puertas del Palacio Municipal fuera habilitada para el paso del público.