Un empleado de la Secretaría de Agroindustria de la Nación tuvo un paro cardíaco el martes pasado en su lugar de trabajo y el ajuste que aplica en la cartera que dirige el expresidente de la Sociedad Rural Argentina Luis Miguel Etchevehere le resultó fatal. Roberto Billard tenía 63 años y era coordinador de Ceremonial desde 2014: no pudo salvarse porque el edificio de Paseo Colón al 900 no tiene un equipo desfibrilador.
“Hace al menos un año que no hay un desfibrilador y no sé porqué. Es una tragedia lo que pasó con Billard”, afirman fuentes oficiales de la Secretaría. Sebastián Rivera, delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en Agroindustria, cuenta que “antes había un desfibrilador, pero se lo llevó uno de los médicos que echaron” en los comienzos de la gestión de Cambiemos, que despidió a un cuarto de los trabajadores de la secretaría, desde que asumieron en 2015
“Billard se descompensó en su oficina, alrededor de las 16. Federico Sarubbi, el único médico que hay en la Secretaría, le hizo las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) y se lo pudo estabilizar. Pero terminó muriendo en el tercer piso donde trabajaba, porque no solo no había desfibrilador, sino que además la ambulancia tardó 40 minutos. El SAME tampoco tenía un equipo portátil y no pudieron llevarlo al móvil médico porque la camilla no entraba en el ascensor”, reconstruye una compañera de Billard que presenció la tragedia y reserva su identidad porque “los funcionarios persiguen a los trabajadores que critican la gestión”.
La cardióloga Sandra Swieszkowski, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina, explica que “con la utilización de un desfibrilador se duplican y triplican las chances de reanimar al paciente, porque desde que se produce el infarto la mortalidad asciende entre 7 y 10 por ciento por minuto”. Swieszkowski detalla que “los paros cardíacos se producen por una arteria tapada, a partir de una arritmia conocida como fibrilación ventricular. Para solucionarlo se necesita rápido el desfibrilador para dar un shock eléctrico, porque sino caen las oportunidades de un procedimiento exitoso”.
Además, desde que en 2015 se sancionó la ley 27.159 de prevención integral de muerte súbita, todos los edificios públicos tienen que tener un desfibrilador externo automático (DEA), que en el mercado cuestan a partir de los 35 mil pesos. Es por eso que la falta del equipo en la Secretaría de Agroindustria significa el incumplimiento de la ley por parte del propio Estado, que en el caso de Billard podría haberle evitado su muerte.
Tanto la trabajadora de la secretaría como Rivera lamentan que no se haya podido salvar la vida de Billard, pero también dicen que la falta del desfibrilador es tan solo un capítulo de la “desidia estatal”. Rivera cuenta que Federico Sarubbi es el único médico que cuenta Agroindustria y que en el momento de la tragedia “se encontraba de casualidad”, porque su horario es hasta las 13.30. “Al inicio de la gestión de Cambiemos, teníamos seis médicos que cubrían todos los turnos, además de una pediatra en el jardín maternal y nueve psicólogos. En la actualidad, tenemos solo una psicóloga y nuestro médico es Sarubbi, que por ser el coordinador del área también cumple tareas administrativas y hace horas extras porque está sobrepasado de trabajo, por eso estaba presente la tarde que Billard se descompensó”, dice Rivera sobre el desmantelamiento que comenzó en 2015 cuando se despidió al jefe médico Ricardo Ojeda, que tenía 15 años en el puesto y “lo echaron bajo el argumento de que era amigo de los trabajadores y repartía licencias”, amplía el delegado gremial. “Ojeda conocía la historia clínica de todos y con su despido comenzó la destrucción del área, que acentuó su golpe en la ola de 330 despidos de abril, donde cesantearon a tres de los cuatro doctores de la Secretaría”, detalla Rivera.
Billard era el encargado de la organización de las ceremonias que se realizan en la Secretaría de Agroindustria, desde 2014. Pero su vinculación con el organismo data desde 1973, año en el que empezó a trabajar en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Estaba casado con Mabel Esturao, tenía dos hijos y un nieto de dos años. Fuera y dentro de Agroindustria, se lamenta la pérdida del hombre que consideraban “una persona muy buena y amable”. “Que el camino salga siempre a tu encuentro. Hasta siempre, querido amigo”, publicó en instagram Carina Rodríguez, directora de Noticias de Chacra TV, que organizaba eventos junto a Billard. El músico Raul Palacios subió una foto donde le agradece haber podido armar un grupo folclórico en diferentes ceremonias.
La compañera de Billard dice que “era una persona saludable, pero había vuelto a fumar hace poco porque tenía mucho estrés a causa de la cantidad de trabajo que tenía”. “Por el ajuste tenían menos insumos y debía resolver muchas cosas. Estaba pasado de rosca”, detalla la mujer, que “está indignada” por lo sucedido y porque ningún funcionario se comunicó con los trabajadores sobre la tragedia. “Voy a trabajar con miedo e inseguridad, porque si me pasa algo sé que puede que no haya nadie para atenderme”, dice. Por su parte, Etchevehere solamente publicó un tweet en el que despide “con gran pesar” a Billard.
Por Santiago Carrillo