“Macri, los mismos que te pusieron en el cargo te van a sacar”, “Este Gobierno nos odia”, “Los jubilados no te vamos a dar los votos, ¡chau!.” Por cuarto viernes consecutivo, el “ruidazo” de ollas, cacerolas, tapas metálicas y otros elementos domésticos se combinó con decenas de carteles de repudio a las políticas del presidente Mauricio Macri en las esquinas de las 15 comunas porteñas, que el oficialismo gobierna desde hace 10 años, y también al otro lado del Riachuelo y la General Paz. “No puedo pagar más la luz y el gas. Trabajé 30 años como carnicero, tengo 70 años y por un problema en la pierna ya no puedo trabajar. Cobro 8.500 pesos de jubilación por todos mis años de aporte”, lamentaba un vecino, mientras golpeaba una lata de dulce de batata con un gancho que utilizó en sus años de carnicero, y sumaba otra historia a las que se escuchan cada viernes de enero en las esquinas.
En las esquinas, el reclamo por la subas de hasta al 2 mil por ciento de los servicios durante la gestión macrista se mezclaban con reclamos propios de los porteños —”No al cierre de las escuelas nocturnas”, repitieron varios trabajadores de la educación en las calles— y con temas nacionales que continúan anticipando un año de ajustes: “¡Le pido al señor Macri que no siga obedeciendo al FMI!”, exigía un vecino en la esquina de Acoyte y Rivadavia, en el barrio de Caballito. Más temprano, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, había celebrado en la Casa Rosada: “Hemos cumplido con las metas del Fondo. Y hemos sido muy disciplinados desde el lado del gasto”.
El espacio de Asamblea Ciudadana, que reúne a asociaciones de vecinos y comuneros, estaba presente en varias de las esquina de cada uno de las comunas esta tarde noche para convocar a los vecinos a firmar en respaldo a un proyecto de Emergencia Tarifaria presentado en la Legislatura porteña, que también tendrá un correlato entre los bloques opositores en el Congreso de la Nación, cuando en febrero el Gobierno nacional convoque a sesiones extraordinarias. “La divergencia entre el aumento de la tarifa eléctrica y el de los ingresos de la población se ha acentuado, creando dificultades para que los usuarios puedan solventar sus consumos básicos. Más de la mitad de la población porteña se encuentra en situación de ‘pobreza energética'”, alertó el espacio asambleario.
“Dos lucas de agua, dos lucas de gas y soy yo solo. No me quiero imaginar la gente que tiene hijos”, enumeraba otro vecino en la esquina de San Juan y Boedo, e insistía en las dificultades para llegar a fin de mes, a pesar de ser preceptor con dos cargos. “Además, está el asunto de que no sé si voy a seguir trabajando”, sinceraba el temor de muchos conciudadanos.
“¡El padre de este señor nos robó el Correo!”, se enojaba otro vecino en la misma esquina. Su referencia a la privatización del Correo Argentino por parte del Grupo Macri, que mantiene una deuda impaga con el Estado desde hace casi dos décadas y derivó en una nueva investigación contra la familia presidencial por el acuerdo “ruinoso” y “abusivo” que intentó firmar Macri como presidente, apuntaba a la historia reiterada de cada vecino que encara con la olla a cada ruidazo: “Yo fui cartero, trabajé años, y cobro 9 mil pesos de jubilación. Me ayudan mis hijos porque no puedo sostenerme. Tuve un infarto hace tres meses y solo de medicamentos tengo 1500 pesos de gastos”. “El pueblo tiene que salir a la calle a defender sus derechos”, convocó.
P12