La mayoría de esos votos fueron a la radical Vilma Baragiola, que obtuvo 53.876 (14%) y perdió la interna de Juntos por el Cambio con Guillermo Montenegro, del PRO. Así, volvió a quedar afuera de la competencia general como en 2015, cuando había perdido las primarias con Carlos Arroyo.

A captar esos votos apuntarán los candidatos que quedaron en carrera, sobre todo el propio Montenegro, Fernanda Raverta (Frente de Todos) y Gustavo Pulti (Acción Marplatense), los tres que quedaron mejor posicionados para octubre.

Si bien los votos de Baragiola son fundamentales para cualquiera que aspire ser elegido intendente, también hay 13.757 de sufragios (3,6%) que fueron a precandidatos que quedaron fuera de carrera porque no alcanzaron el piso del 1,5% requerido en las PASO.

Entre ellos están los 5.331 (1,4%) del Frente Nos, que llevaba como precandidato a Marisa Zizmond; los 2.804 (0,74%) del Movimiento de Avanzada Socialista, que candidateaba a Marcos Pascuán, y los 2.535 (0,66%) de Concertación Vecinal, el partido por el que buscaba ser candidato Julio Razona.

Además, deberán reconsiderar su voto los 942 electores (0,24%) que eligieron al Partido Humanista, que postulaba a Francisco Senno; los 874 (0,23%) que se inclinaron por el Frente Patriota, de Roberto Moraiz; los 869 (0,22%) del Partido Dignidad Popular, de José Luis López, y los 402 (0,1%) del Movimiento Organización Democrática, por el que se postulaba Marcelo Finamore.

Más allá de los que sí o sí deberán cambiar su voto, en General Pueyrredon también hubo un 3,9% (15.393) de votos en blanco y 1,8% (7.195) de sufragios nulos o impugnados. Algunos candidatos también buscarán captar a esos desencantados o que no supieron expresar del todo su voto en las urnas porque colocaron una boleta sábana sin cortar y una boleta corta local, lo que automáticamente anuló el voto para la categoría intendente.