Se asemeja a las noticias de años anteriores, con los mismos actores, mismos damnificados, idénticos resultados.

Apenas comienzan las lluvias a caer sobre nuestro municipio, empezamos a recoger los desgarradores testimonios que, sistemáticamente se dan en General Pueyrredón.

En principio, los clásicos cortes de luz. En este caso, seis estuvieron sin energía. Se trata de Parque Luro, Constitución, Zacagnini, Valle Hermoso, Parque Hermoso y Estación Chapadmalal. En otros, hubo cortes esporádicos. Eterno e incomprendible, para una prestadora monopólica de servicio que vive anunciando “mejoras en su tendido eléctrico” desde hace no menos, según sus propios comunicados de prensa, unos 19 meses.

En esta oportunidad se debió a la salida de servicio de un distribuidor de media tensión que afecta parcialmente los puntos de la ciudad anteriormente mencionados.

Por otra parte, las calles. Algunas dejan de ser tales, otras quedan totalmente destruídas porque el tratamiento que se les hace no sirve de nada. Lo expresan los vecinos continuamente: “Con las primeras lluvias, el engranzado es tan malo que todo vuelve a ser barro”. Ayer y parte hoy no fue la excepción.

 

Volvemos a ver, en todos los puntos cardinales de nuestro municipio autos con agua hasta la altura del volante, gente aislada, evacuados, odiseas para poder cruzar una arteria y llegar a algún destino de nuestra ciudad.

Calles, barrios, barros, sin luz, casas inundadas, techos derrumbados. Demasiadas precariedades desde la infraestructura y servicios para una ciudad que no puede contener a los suyos ante las inclemencias climáticas, pero expresa y desea fervorosamente ser “invadida” por millones de turistas que alimenten a la principal industria que tiene.

No será “feliz” Mar del Plata mientras no pueda atender estas cuestiones básicas que el estado debe garantizar para todos sus habitantes. Los que residen y aquellos que la visitan…