A la espera de una vacuna o algún tratamiento efectivo que minimice los síntomas del nuevo coronavirus, instituciones médicas y privadas del país comenzarán a experimentar la transfusión de plasma sanguíneo de personas curadas a los enfermos de Covid-19.

Este método, utilizado en China al comienzo de la pandemia, resultó eficaz en estudios a pequeña escala contra otras enfermedades infecciosas como el Ébola y el SARS. Se trata de una terapia que buscará que los anticuerpos creados por una persona contra el virus puedan ser incorporados por otra.

En Argentina, el plasma se aplicará a pacientes que se encuentren graves, es decir en terapia intensiva con respiración mecánica, o bien que estén por ser asistidos en forma inminente por un respirador; en todos los casos los pacientes recibirán, además, los tratamientos que esté utilizando cada centro de salud.

En el Hospital Italiano se va a hacer un estudio clínico doble ciego: a un grupo de pacientes se le aplicará plasma convaleciente y se comparará su evolución contra otros a los que se les dará placebo; en ambos casos se les brindará, además, el tratamiento indicado según sus características.

“La ventaja del plasma es que no choca con los otros tratamientos; entonces se puede administrar sinérgicamente con las otras drogas”, subrayó el médico especialista en inmunohematología Pablo Camino, del Servicio de Medicina Transfusional del Hospital Italiano.

Camino también enfatizó que “por ahora no hay un tratamiento que se sepa con seguridad que funciona” en relación a las drogas que se están administrando, que a grandes rasgos se clasifican entre antivirales (como ritonavir/lopinavir) e inmunomoduladores (como hidroxicloroquina o interferón beta), esto es que actúan sobre la respuesta inmunológica del paciente. En ese contexto, recordó que “el plasma convaleciente es un recurso que lleva muchos años pero como cada virus y cada fisiopatología de una enfermedad son distintos uno no tiene la certeza de que vaya a funcionar”.

Cómo será el estudio
El hemoterapeuta explicó que “no se trata solamente de colectar el plasma y transfundírselo a quien está cursando la infección” porque antes es importante “saber si el plasma recolectado tiene anticuerpos, qué cantidad, si sólo tiene anticuerpos específicos o si también tiene neutralizantes, que son los que bloquean el virus, entre otras cosas”.

Otro obstáculo, explicó, es que “los valores de referencia en relación a la concentración de anticuerpos por mililitro tampoco son contundentes; hay estimaciones como para decir menos de este valor no tiene sentido, pero no hay certezas”

Los donantes deberán ser pacientes dados de alta con PCR negativo, es decir que por laboratorio se confirme que no tienen el virus; tienen que estar en buen estado de salud desde hace al menos 14 días y cumplir con todos los requisitos de cualquier donante de sangre. El procedimiento es muy breve, dura aproximadamente entre 45 y 50 minutos.

En las clínicas privadas
En el centro privado Cemic se realizará también un “estudio de factibilidad” que implicará el suministro de plasma a diez pacientes graves, luego se hará un registro de tolerancia, si hay mejoría o no, y de características de los pacientes.

“En Argentina hay al menos tres redes colaborativas que estamos trabajando con la idea de que el ‘plasma convaleciente’ de personas que tuvieron Covid-19 y se recuperaron, pueda servir para los pacientes más graves o en riesgo. La idea es aportar los datos que vamos obteniendo en tiempo real para que cada experiencia sirva a la otra”, describió Valentini, jefe del Departamento de Medicina del Cemic.

Valentini explicó que hasta ahora este método se probó el 19 pacientes en el mundo en los cuales hubo buenos resultados, pero intentó llevar mesura, dado que “para la magnitud de esta pandemia no representa un universo significativo”.

Este tratamiento no es nuevo y además, de acuerdo al especialista, tiene la ventaja de que no carga con “los riesgos de una droga nueva”. “Se trata de un componente de la sangre que se utiliza hace un montón de años para muchas cosas. Por ejemplo, se usa plasma en una operación cuando un paciente está perdiendo sangre porque aporta factores de coagulación; también se usa en enfermedades hematológicas y otras infecciosas, además de la fiebre hemorrágica que es lo que más se conoce”, describió Valentini.