Ángel José Spotorno era radical y un activo militaba del PRO, que organizó marchas contra la cuarentena. Una historia de cómo la inconsciencia puede terminar en tragedia.
Ángel José Spotorno era un jubilado de 74 años, sano y activo militante de la UCR – PRO, que encabezó varias marchas en contra de la cuarentena, pero en una de esas acciones se contagio de coronavirus. Luchó contra la enfermedad, hasta que el 16 de junio murió en su casa del barrio de Mataderos.
Spotorno descreía que le pudiera pasar algo y estaba enfurecido con el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y no lo respetaba.
“De los 90 días que vivió en cuarentena, unos 85 habrá estado en la calle. Él siempre se cuidó mucho, no tenía ninguna enfermedad ni había tomado nada. Era mi único primo hermano. Teníamos muy buena relación”, recordó Marita Riera a Infobae.
Spotorno se había quedado viudo hace cinco años, era padre de dos hijas y abuelo de dos nietos; y hacía poco había entablado una relación con una mujer a la que estaba conociendo. “Quería seguir viviendo”, sostuvo su prima.
El hombre fue militante de la Unión Cívica Radical, antiperonista y en los últimos años se sumó a las filas del PRO y como tantos radicales se convenció del proyecto de Mauricio Macri.de hecho en su cuenta de Facebook hay fotos de él en distintas actividades y junto a dirigentes de esa fuerza política.
También era muy activo en las redes sociales y le fomentaba el activismo virtual, de hecho se la pasaba hasta altas horas de la madrugada compartiendo flyers y comentarios políticos.
“Tenía un montón de nombres en Facebook y era administrador de grupos de Whatsapp diferentes. Lo bloqueaban a cada rato. Estaba entretenido. Decía que los comunistas no tenían que volver y que no quería ver una bandera roja. Era muy cómico, nos gustaba escucharlo”, comentó Riera.
La realidad es que la pandemia no le significó un mayor cambio en su rutina, solo que radicalizó su opinión contra el Gobierno y el kirchnerismo, y empezó a ir a las movilizaciones anticuarentena que se llevaron a cabo en el Obelisco en plena cuarentena.
“Un día él me dice ‘fui a la concentración en el Obelisco’. Hablamos hasta la 1 de la madrugada. Le dije que no entendía por qué hacía esto sabiendo que la mayoría de la gente cumplía la cuarentena y él no. Estaba muy enojada”, explicó su prima Marita.
Habrá estado en al menos dos de las iniciativas de los “autoconvocados” en los grupos “Argentina no se rinde” y la “República nunca será roja”, dos de los grupos de Facebook que administraba.
“A la semana me llama y me dice: ‘Me la pesqué’”, recordó la Riera.
José Spotorno empezó a sentirse mal y a faltarle el aire, por este motivo el 10 de junio fue al Hospital Álvarez y en la guardia le midieron la temperatura, le recomendaron tomar paracetamol y hacerse vapores de sal. Al ver que ya tenía algo de mucosidad, a los tres días concurrió otra vez, pero los médicos le diagnosticaron que debía ser una alergia, por lo que le sugirieron que abra las ventanas de su casa.
De acuerdo a la reconstrucción que pudo hacer la familia, el lunes 15 el jubilado mantuvo una conversación por chat con una compañera de partido hasta que, de un momento a otro, dejó de contestar. La última conexión quedó marcada a las 22.20.
Ante esta situación, la mujer se comunicó con la familia para hacerle saber que algo estaba pasando, pero la primera teoría fue que podría estar sin luz o con la batería agotada del celular.
Al día siguiente, Spotorno continuaba sin responder, entonces una de las hijas fue hasta el departamento y tocó el timbre. Al no haber respuesta, tocó el timbre de otro vecino para que le informe si sabía algo de su padre.
Luego llamaron al 911, y la policía logró ingresar al domicilio y encontró al hombre muerto en uno de los sillones que se encontraba frente al televisor.
En un principio se creyeron que su fallecimiento se había producido por un infarto, pero al tratarse de una muerte dudosa y en medio de una pandemia, el juzgado interviniente colocó una faja en la casa ya que requería ser desinfectada y había que resolver algunos temas prácticos.
Cuando logró ingresar a la casa, su prima comprobó, al igual que las hijas, que Ángel había dejado un termómetro sobre una de las mesas, que marcaba 38°.
Según el certificado de defunción de la morgue que fue entregado a los familiares el sábado 20 de junio decía que José había fallecido por una “Neumopatía” y “Covid-19″.
“A mí me partió el alma, estuve muy mal. Yo le decía: ‘Si tenés ganas de vivir, cobrás pensión y jubilación y no estás mal, ¿por qué vas a salir a buscar el virus?‘ Sus hijas también le pedían que no salga”, comentó su prima en diálogo con una radio porteña.
La familia de José manifestó molesta: “a veces pienso por qué sus mismos correligionarios no lo cuidaron y le dijeron ‘quedate vos en casa que salimos nosotros’. Y sigo leyendo que están armando nuevas convocatorias. Es como si no hubieran entendido. Falta conciencia”.
NA