El empresario Alejandro Rosario Manuel Leguizamón (55) afronta un juicio en Morón que tendrá sentencia la semana próxima. Podría recibir una pena de 50 años de cárcel, según la condena que pidió el fiscal.
El empresario Alejandro Rosario Manuel Leguizamón (55), acusado de haber violado y abusado sexualmente en reiteradas ocasiones a cuatro de sus hijas podría recibir 50 años de prisión según la condena que pidió el fiscal de la causa, de acuerdo a la sumatoria de hechos que se le imputan.
El Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón, integrado por su presidenta, la jueza Mariana Maldonado, y los jueces Claudio Chaminade y Juan Carlos Uboldi, dará a conocer la semana próxima la condena que recaerá sobre Leguizamón.
En la última semana del juicio que se desarrolló en Castelar, provincia de Buenos Aires, el imputado pidió nuevamente declarar, pero no hizo más que negar las vejaciones de las que lo acusan sus cuatro hijas y arremetió contra su ex esposa, a quien acusó de actuar en complicidad con las víctimas para perjudicarlo y quedarse con su fábrica de membranas en General Pacheco.
La única autocrítica que hizo Leguizamón en la causa fue: “A veces se me iba la mano”.
Por su parte, el fiscal Pablo Masferrer pidió que se le aplique la pena más alta contemplada en el Código Penal en orden a los delitos de abuso sexual, abuso sexual gravemente ultrajante para la víctima reiterados -tres hechos-, abuso sexual con acceso carnal reiterados -en nueve oportunidades-, todos ellos agravados por haber sido cometido por ascendiente y por la situación de convivencia preexistente, todos concursados realmente entre sí y en concurso ideal con corrupción agravada por la violencia ejercida, las amenazas utilizadas y por ser el autor ascendiente y conviviente reiterada tres oportunidades, todo ello en concurso real con tenencia ilegal de arma de guerra.
El abogado de las denunciantes, Yamil Castro Bianchi, coincidió con el alegato y pidió idéntico monto de pena.
Durante el debate hubo dos testigos que confrontaron las expresiones de Leguizamón, y que confirmaron lo expresado por sus hijas. Por un lado, uno de sus socios, quien ratificó lo que oportunamente había declarado en el expediente. “Me dijo que estaba de novio con su hija, le dije que se entregue y haga tratamiento”, contó.
Por otro lado, la esposa de un empleado de la fábrica, a quien el empresario le confesó que estaba en pareja con una chica, pero con un detalle: era su hija, y que tenía dudas si estaba embarazada de él. Ella es quien narró que Leguizamón le había dicho que lo que tenía con su hija “no era violación, era incesto”.
Esa frase también se la escribió en una carta a Romina, una de sus hijas abusadas. “Yo estoy enamorado de vos y juntos tenemos que hablar con tu mamá para que haga una terapia y lo acepte”, escribió el acusado en una misiva de su puño y letra.
Evangelina, una de las hermanas abusadas, reflexionó: “Sentimos que esto es recién ahora el punto de partida para sanar, llevar esto que nos tocó como bandera de lucha y resignificarlo de esa forma”.
“Estamos siempre agradecidas con quienes nos acompañaron y en especial a nuestro abogado, quien confió y se puso al hombro esta causa. Esperamos que la condena sea ejemplar y que sea ejemplo para las que lamentablemente pasan vivencias similares y las que todavía no se animan puedan hablarlo. Será justicia”, concluyó.