El 12,8% de la población laboralmente activa de Mar del Plata no tiene trabajo. La ciudad, de acuerdo al reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), volvió a la cima del ránking nacional de desocupación.
El alarmante porcentaje, que para muchos sectores es en realidad aún mayor, recrudece al traducirlo en cantidad de personas: hay 40.000 desocupados, 54.000 subocupados y 67.000 ocupados demandantes de empleo. Hay 107.000 habitantes que no tienen empleo o necesitan trabajar más horas para cubrir los ingresos de sus hogares, algo así como tres estadios José María Minella repletos, según consignó lcmdp.
“Se busca empleado”, tres palabras cada vez menos visibles en avisos clasificados. Cada mínima oportunidad desencadena en una extensa fila de marplatenses con sus currículums en mano para trabajar de lo que sea. Si se calcula que 120 personas caben paradas en una cuadra, con las 40.000 personas desocupadas podrían llenarse 35 kilómetros de vecinos demandantes de empleo, la distancia que separa a Chapadmalal de Parque Camet.
No hay sector que no admita preocupación. La construcción, la gastronomía, el comercio, la industria pesada, el Puerto, todos se hacen eco de la alarma que generaron los recientes indicadores del Indec y reconocen la dificultad para revertir esos números. Al mismo tiempo, anticipan que este invierno podría ser el más difícil de los últimos 20 años y ya pocos esquivan la comparación con la crisis del 2001.
El informe del cuarto trimestre del año pasado arrojó una cifra de 12,8% de desempleo para Mar del Plata que, junto a Rosario, supera al resto del país.
El dato no sólo refleja un aumento respecto a las últimas mediciones: es la cifra más alta de lo últimos 15 años en Mar del Plata. Para encontrar un número superior, en un cuarto trimestre, hay que remontarse al 2004. Ese año, la cifra trepó a 13,5%. En tanto, si se amplía la comparación a todos los trimestres, hay que retrotraerse al segundo trimestre de 2009, cuando hubo un 14,4°.
Otra cifra superior a la actual se registró en el tercer trimestre de 2005, con 13,3%. Sin embargo, los especialistas coinciden en que las comparaciones se deben realizar entre trimestres.
El 12,8% de desocupados representa un 3,5% más que en el mismo período que 2017 y un punto por encima del tercer trimestre de 2018.
Otro dato a tener en cuenta: en los últimos seis meses el porcentaje creció un 4,6%. En el segundo trimestre del año pasado, el porcentaje fue de 8,2%.
Por otra parte, el índice de subocupados (trabajan menos de 35 horas semanales) alcanza el 17,5% lo que representa un número histórico para Mar del Plata. En tanto, el de ocupados demandantes de empleo llega al 21,6%.
El análisis de los datos
A partir de un exhaustivo análisis de los datos que se desprenden del informe sobre desempleo que el Indec difundió el jueves por la tarde, la socióloga marplatense Eva Ayala sacó varias conclusiones más allá de los puntos que rápidamente se convirtieron en noticia.
“Hay 107.000 personas que no tienen empleo o necesitan trabajar más horas para cubrir los ingresos de sus hogares. Este número muestra la dificultad económica desde la perspectiva del mercado laboral”, analizó la responsable de la consultora homónima.
En Mar del Plata, el subempleo (17,5%) “vuelve a funcionar como variable de ajuste del desempleo”, advirtió y enseguida remarcó que los habitantes encuadrados en esta categoría “superan al porcentaje de desempleo, y lo que indica es que están sosteniendo desde el ingreso precario, a veces informal, o con menos horas de las necesarias para los hogares, un indicador mucho mayor de desocupación”.
Los números del Indec muestran que en Mar del Plata existen 67.000 personas actualmente ocupadas, que demandan mayor cantidad de horas al mercado de trabajo. “Esto implica que las horas trabajadas no resultan suficientes para sumar ingresos necesarios a los hogares marplatenses”, apuntó.
El desempleo trepó al 12,8%, escalando 2,2% desde 2017. “Esta tasa implica 40 mil personas sin empleo y posiciona a Mar del Plata, justo con el Gran Rosario, entre los aglomerados de mayor desempleo en el país”, siguió Ayala.
La sociológica sumó otro dato clave a “un escenario muy complejo” para el trabajo en la ciudad: la tasa de empleo baja entre 2017 y 2018, pasando del 44,1% al 42,5%. Es decir, menos cantidad relativa de personas empleadas.
Pérdida del trabajo
Eugenio Actis Di Pasquale es docente e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Rápidamente se sumó al análisis de las cifras divulgadas por el Indec, aunque reparó primero que si se tiene en cuenta la recesión del último año y la tendencia de los índices desde el 2016, el nivel de desempleo “era algo esperado”.
El director del Grupo Estudios del Trabajo de la Facultad destacó la caída en la tasa de empleo; “Eso significa que hay más gente que se quedó sin trabajo”, apuntó.
Pero además, el especialista no pasó por alto la baja del porcentaje de asalariados (67,9%) dentro de los ocupados. “Mar del Plata siempre tuvo tasas por arriba del 70%. Esta caída refleja la pérdida de puestos de trabajo en relación de dependencia”, contó.
Para encontrar un índice superior al actual hay que remontarse al cuarto trimestre de 2004 (13,5%), al segundo de 2009 (14,4%) o al tercero de 2005 (13,3). Sin embargo, Actis Di Pasquale aclaró que las comparaciones se realizan con el mismo período y no ocultó su preocupación por la alarmante situación del empleo en Mar del Plata.
Los sectores más golpeados
Por las particularidades históricas de Mar del Plata, el comercio, la gastronomía y otros sectores ligados al turismo y la construcción han sido los que mayor cantidad de puestos de trabajo han generado.
Sin embargo, la “crisis estructural del empleo” que atraviesa a la ciudad parecía no distinguir rubros y de hecho, los anteriormente nombrados son los que mayores dificultades encuentran para atravesar la caída del consumo.
En el comercio, al igual que en la gastronomía, coinciden en que el verano estuvo lejos de las expectativas. No se generaron los puestos esperados y los recientes índices de desocupación que difundió el Indec no hicieron más que ratificar el crudo panorama que hace tiempo vienen exponiendo ambos sectores.
“La situación que estamos viviendo es extremadamente grave”, expresaron alarmados desde el Sindicato de Empleados de Comercio de Mar del Plata. Rápidamente, volvieron a esgrimir la necesidad de que los dirigentes políticos de la ciudad convoquen a “una gran mesa de trabajo para analizar cómo sacar a Mar del Plata de esta delicada situación”.
En la gastronomía el escenario “es crítico”, reconoció la titular de Uthgra a nivel local, Nancy Todoroff, quien tras leer el informe del Indec enseguida aventuró: “En nuestro sector el porcentaje es superior”.
En los cafés y restaurantes este verano “hubo entre tres y cinco personas menos en casi todos locales, lo que muestra una caída del 20%”, destacó y comentó que “la excepción” fueron las cervecerías, tal vez “el único rubro que trabajó medianamente bien”.
“En plena temporada no se respetaron ni siquiera las plazas de los temporarios efectivos”, siguió Todoroff. Pero además, en este sector que históricamente generó trabajo en Mar del Plata también se percibe lo que marca el Indec: un incremento en la cantidad de trabajadores a los que “no les alcanza” lo que ganan y salen a buscar más trabajo pero no encuentran.
Informalidad
Sumado a esto, tanto en gastronomía como en el comercio admiten que el actual escenario da pie a la informalidad. Es que, y en eso coinciden, en ambos sectores persiste un amplio porcentaje de trabajo en negro pero “en este momento se hace muy difícil trabajar para revertirlo”.
“Hay empresarios con conductas nefastas desde siempre y hay otros que no pueden sostener el negocio por los costos. Es muy difícil trabajar en controlar la informalidad, porque sabemos que muchos no pueden hacerlo. Y si te plantás en que se cubra todo, dejás a la gente sin trabajo, porque no se puede”, analizó la titular del gremio de los Gastronómicos.
Desde el Sindicato de Empleados de Comercio se niegan a bajar los brazos para enfrentar la informalidad laboral, pero admiten que la generación de puestos está un momento “muy difícil”, prácticamente congelada, y con ello “se complica” exigir la debida registración laboral por el riesgo a perder el trabajo.