Investigadores de la Universidad de Washington aseguran que incluso una dosis moderada de alcohol está relacionada con 23 efectos nocivos para la salud.
Un estudio publicado en la revista médica The Lancet ha disipado el mito de que tomar uno o dos vasos de vino al día resulta beneficioso: para minimizar los riesgos para nuestra salud tenemos que evitar consumir alcohol, según afirman investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos).

Para llegar a esta conclusión, esos especialistas examinaron datos sobre los fallecimientos relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas y los indicadores de salud de alrededor de 28 millones de personas de 195 países entre 1990 y 2016 y establecieron que el 2,2 % de las mujeres y el 6,8 % de los hombres mueren cada año a causa de problemas de salud relacionados con esta práctica.

Ese análisis reveló que incluso una dosis moderada de alcohol está relacionada con 23 efectos nocivos, desde enfermedades cardíacas hasta cáncer, diabetes y lesiones hepáticas, además de ahogamientos o accidentes de tráfico relacionados con estados de ebriedad.

Aunque algunos estudios previos demostraron que posee “un efecto protector en ciertas condiciones”, los riesgos combinados para la salud asociados con el consumo de alcohol “aumentan con cualquier cantidad” ya que, aunque “comienzan siendo bajos con una bebida al día, se incrementan con rapidez a medida que las personas consumen más”, asegura Max Griswold, integrante del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHMA, por sus siglas en inglés) y autor principal de la investigación.

Por este motivo, Griswold considera que “las políticas enfocadas en reducir el consumo de alcohol a los niveles más bajos serán importantes para mejorar la salud” y estima que “se debe revisar la opinión generalizada” de que las bebidas espirituosas “ofrecen beneficios para la salud”.

Hoy en día, una de cada tres personas —cerca de 2.400 millones— bebe, a pesar de que el consumo de cualquier bebida alcohólica es la principal causa de muerte prematura y de discapacidad en personas entre 15 y 49 años y se asocia con casi una de cada 10 muertes de individuos en esa franja de edad.