La declaración sorprendió a la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez. Los dichos figuran a partir de la foja 1.527 y fue volcada al expediente el pasado 16 de abril. De corroborarse esos dichos con otros protagonistas de la historia, la causa por la desaparición del ARA San Juan con sus 44 tripulantes podría dar un giro insospechado.
Un suboficial sonarista de una de las Corbetas de la Armada Argentina que participó en el operativo de búsqueda y rescate del submarino juró que el martes 21 de noviembre de 2017, seis días después de la desaparición del sumergible, escucharon, registraron y grabaron “unos golpes de casco” y una detección en el registro del sonar “que reunía muchas condiciones para ser un submarino”.
“El golpe de casco se hace con algún elemento metálico fuerte. No seguía un ritmo para que nosotros pensemos que fuese un motor o algo, y ningún animal puede hacer un sonido de ese tipo“, dijo y afirmó que el Comando de Adiestramiento y Alistamiento (COAA), por entonces a cargo del Contraalmirante Luis Enrique López Mazzeo, envió al destructor Almirante Brown “para que corrobore el posible contacto (con el ARA San Juan) porque tiene mejor sonar y a nosotros nos solicitaron que nos corramos del lugar”.
—¿Y el destructor Brown detectó algo?, le preguntó la jueza al militar.
—En ese momento también escuchan el contacto. También lo califican como posible SUB (submarino) y confirman que escuchan golpes de casco. A raíz de ello se solicitó al Comando otro medio de búsqueda. En ese momento estábamos buscando un submarino posiblemente asentado. En ese primer contacto estábamos a unos 300/400 metros de profundidad. Estuvimos aproximadamente 48 horas ahí y después una orden del COOA que nos destaca a otra posición y al Brown también lo enviaron a otro lado. A nosotros nos llamó mucho la atención. Después si fue alguien a ese lugar no lo sé, pero en ese momento no llegó nadie más al lugar. La colaboración internacional llegó después.
El suboficial que declaró durante cuatro horas ante la jueza solicitó que se preservara su nombre por temor a represalias dentro de la Armada. De todos modos, sus datos personales quedaron asentados en la primera foja de su exposición judicial.
Fuente: Infobae