En el transcurso del cuarto trimestre de 2023, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), en conjunto con Libres del Sur, llevó adelante la construcción del INDICADOR BARRIAL DE SITUACIÓN NUTRICIONAL (IBSN), una herramienta que permite realizar la detección precoz de malnutrición a niñas, niños y adolescentes que asisten a merenderos y comedores comunitarios. Este trabajo que comenzó en 2016, a fines del año pasado permitió relevar a 1811 niños, niñas y adolescentes, que asisten a 36 comedores y merenderos distribuidos en 33 barrios del Partido de General Pueyrredón.

  • Según el IBSN, la malnutrición alcanzó al 47,1% en niños, niñas y adolescentes que asisten a comedores comunitarios en el Partido de General Pueyrredon. En el grupo etario que abarca de los 6 a los 10 años, los indicadores de malnutrición superan el 55%. Gran preocupación por la situación actual en torno a la falta de políticas alimentarias.

El Director del Isepci en Mar del Plata, Rodrigo Blanco, afirmó: “Los resultados del IBSN ponen de relieve las problemáticas profundas de nuestra realidad actual, que deberían ser la prioridad de las políticas públicas. Genera honda preocupación los 47,1% de malnutrición sobre un total relevado de 1665 niños, niñas y adolescentes de 2 a 18 años. De ese total, presentan sobrepeso un 22,5% y obesidad un 23,2%. Mientras que el indicador de déficit por bajo peso muestra un 1,3%, y en riesgo de bajo peso casi 2,3% de la población relevada. Cuando distinguimos grupos etarios encontramos algunas diferencias: en el grupo de 2 a 6 años, el  34% relevado presenta malnutrición; en el grupo de 6 a 10 años, más de la mitad (55,5%) presentan malnutrición; y en los adolescentes de 10 a 18 años, el 50.6% está alcanzado por alguna variante de malnutrición.”

El informe arroja también cifras preocupantes respecto de la situación nutricional de los lactantes: el 41,1% relevado entre 0 a 2 años, se ubica en algunas de las variantes de malnutrición. De acuerdo a la síntesis de resultados, las causas, en la mayoría de los casos, son factores modificables durante el embarazo (bajo o alto peso del niño/a al nacer, ganancia de peso excesiva de la madre, diabetes durante el embarazo), complementación de la lactancia materna con otras leches de manera temprana (en muchos casos por la necesidad de la madre de salir al mercado laboral precarizada sin contar con la posibilidad de amamantar al lactante) o causas prevenibles durante los primeros meses de vida (consumo de alimentos con alto contenido calórico pero bajo valor nutricional, complementación inadecuada de la lactancia materna). Esto evidencia un grave déficit en el acceso al sistema sanitario de las madres durante el embarazo y los primeros meses de vida de los lactantes.

En relación al indicador talla/edad, indica el informe presentado que se observa baja talla el 5,2% y riesgo de baja talla, el 5,6% de la población de 2 a 18 años relevada, incrementándose esa cifra en el grupo de lactantes (asciende al 25,9%), sumado a un 11,9% de riesgo de baja talla.

“Aunque las causas son variadas, la principal sigue siendo la desnutrición crónica, es decir, niños y niñas que durante largos períodos de su vida no han recibido los nutrientes necesarios para tener un desarrollo acorde. Puede ser debido tanto a falta de aporte alimentario como a procesos infecciosos crónicos que produzcan esta situación u otras enfermedades. De cualquier modo, la ineficacia del sistema sanitario para detectarlos y tratarlos nos habla de que no solo las estrategias de prevención y promoción están fallando, sino también el derecho de esta población a acceder a una atención oportuna”, explicó Lorena Quiroga, quien coordina el equipo territorial encargado de los relevamientos, y es la referente del área de Salud Colectiva del Movimiento Libres del Sur.

El informe del Isepci sostiene asimismo que el aumento sostenido del precio de los productos frescos (carnes, lácteos, frutas y verduras) agravó la tendencia del reemplazo de alimentos nutritivos por alimentos rendidores en las mesas de los hogares más humildes. Así, mientras baja la ingesta de proteínas, hierro, calcio y vitaminas, sube la de hidratos de carbono y grasas. Al mismo tiempo, se consolida la situación de la preocupante adaptación de la dieta de la niñez a la de los adultos, sin complementar con productos necesarios para su desarrollo durante la lactancia y primera infancia principalmente.

En este sentido Lorena Quiroga agregó: “Resulta urgente en estas circunstancias que el Estado asuma un rol activo en la promoción de una alimentación saludable y del acceso a la salud integral. Instituir iniciativas que interpelen los programas alimentarios existentes, que formulen políticas preventivas de detección precoz de malnutrición, como así también acompañar el crecimiento con políticas que incidan en los factores modificables, que preserven la salud integral de niñxs y adolescentes. Ante el incumplimiento de las obligaciones del Estado, continúa siendo la comunidad organizada la que intenta dar respuesta a la extendida problemática alimentaria de la población.”