El paro de 24 horas realizado ayer por el gremio de la industria lechera, Atilra, produjo un excedente en los silos de almacenamiento de las plantas lácteas de todo el país. Y el debate sobre qué iba a ocurrir con ese sobrante ya se había instalado en la actividad.
El sindicato había ofrecido al sector empresario, que para que no se tirase la materia prima que usa la industria, la leche fluida, estaban dispuestos a “recibir y procesar esa materia prima siempre y cuando la misma sea donada a entidades de bien público” para asistir, de este modo, “a los sectores más castigados y vulnerables de nuestra sociedad, paliando, en parte, las vicisitudes nutricionales que sufre gran parte de la niñez de nuestro país”.
Sin embargo esta mañana comenzó a circular la información de empresas vertiendo el sobrante de leche fluida. Un gesto que desató todo tipo de críticas en un país donde 6 de cada 10 pibes viven en la pobreza.
“Prefirieron arrojar la leche antes que donársela a los hogares carenciados”, remarcaron fuentes del sector que hablaron de miles de litros de leche en los suelos.
Por estas horas se realiza una nuevo audiencia salarial para destrabar el conflicto de fondo. Vale recordar que la última oferta empresaria de recomposición de haberes consistió en un aumento del 13,6% a partir de julio más adicionales no remunerativos, sobre el básico de julio: 4% en agosto y septiembre, 8% en octubre y noviembre; y 12% para el mes de diciembre. Ese porcentaje total del 27,8% se consolidaría en enero de 2021 y pasaría a formar parte del básico de la actividad.
Sin embargo la diferencia clave está en el pago de los bonos. El gremio reclamaba un bono solidaria de 16 mil pesos para robustecer la estructura financiera de Atilra y un bono de 12 mil pesos para los empleados para compensar la demora en el pago de los incrementos salariales. Las cámaras no se mostraron dispuestos a pagar la compensación, mientras que el bono solidario pidieron destinarlo a la Obra Social.
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