Encontra las distintas actividades de la vida cotidiana y el color que califica su nivel de riesgo. Hay algunas herramientas para reducir la peligrosidad.
A partir de la flexibilización de las actividades económicas y recreativas que rompieron con el aislamiento estricto, los neuquinos comenzaron a salir a las calles para trabajar, consumir y entretenerse.
Con la pandemia aún presente, cada salida al exterior supone distintos niveles de riesgo de contagio de coronavirus, por lo que LM elaboró un semáforo que clasifica la peligrosidad de las situaciones cotidianas.
Según datos aportados por el Hospital Castro Rendón de la provincia de Neuquen, las actividades diarias implican un riesgo que varía según el tiempo de permanencia en cada espacio, el respeto de las distancias mínimas y el tipo de encuentro que se mantiene con los demás. Por eso, no es lo mismo recibir un paquete de delivery, en un contacto que se sostiene por apenas segundos, que encontrarse a compartir un asado por varias horas.
Según detallaron, la circulación de aire es un elemento fundamental para reducir el riesgo de contagios. Hacer caminatas al aire libre se convierte, entonces, en una buena forma de reencontrarse con amigos, siempre que se guarden las distancias de dos metros, se utilice barbijo y no haya besos, abrazos ni apretones de manos.
Las salidas a restaurantes serán más aptas en el verano, siempre que se elijan las mesas dispuestas sobre las veredas.
Las buenas temperaturas colaboran en el cumplimiento de esta medida. Con temperaturas más agradables, son muchos los que optan por el ejercicio al aire libre en lugar de los espacios cerrados. Desde el centro de salud también recomendaron hacer fila para comprar en el exterior de los locales, para evitar permanecer mucho tiempo encerrados en un espacio reducido.
La comensalidad, por su parte, es un factor que incrementa en gran medida el riesgo de contagio. Si bien una caminata al aire libre tiene riesgo bajo, la peligrosidad sube cuando se comparte una merienda tipo picnic en el exterior, incluso cuando no se comparte el mate. Como es imposible comer con el barbijo puesto, cada vez que se comparte una comida se quita este elemento protector.
Las actividades diarias implican un riesgo que varía según el tiempo de permanencia en cada espacio, el respeto de las distancias mínimas y el tipo de encuentro
Con el avance de la pandemia, muchos optaron por aplazar sus controles médicos y hasta ignoraron algunas señales de mala salud por miedo a asistir a los consultorios. Desde el Castro Rendón recordaron que acudir a la sala de espera de un centro de salud tiene un riesgo bajo, porque se respetan las distancias mínimas, se usa tapabocas de manera permanente y hay personal dedicado a desinfectar los espacios de forma frecuente.
Más allá de los colores que indica el semáforo, desde el hospital señalaron que siempre se puede hacer un aporte para reducir al máximo los riesgos. Adelaida Goldman, directora asociada del Castro Rendón, explicó que es importante seguir en todo momento las recomendaciones básicas para evitar los contagios.
“El secreto es la distancia, el uso de barbijo y el lavado frecuente de las manos”, dijo y agregó que el tapabocas debe estar colocado el 100% del tiempo que uno pasa en el exterior, y siempre dispuesto de modo tal que también cubra la nariz. Por otro lado, aconsejó el uso de rociadores de hidroalcohol, una forma más práctica de lavarse las manos de forma recurrente.
Goldman recordó la importancia de ser cautos en todas las salidas al exterior. “Cuando mostramos una situación en color verde, no significa que no existe ningún tipo de riesgo; por el contrario, quiere decir que el riesgo existe pero que es bajo”, dijo y agregó que, por eso, es importante reducir al máximo posible las salidas que exponen al contagio.
Fuente: LMN