La producción de armas a escala mundial se incrementó en 2021 previamente a la invasión de Ucrania. Buenas cifras para los fabricantes de armas y servicios complementarios de sistemas militares.
Son las conclusiones del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz , con una previsión que adelanta su investigador Nan Tian: “Sin duda, la demanda aumentará más en los próximos años. Aún no estamos seguros de cuánto, porque hay dos factores que influyen en la demanda. Uno es, por supuesto, el reabastecimiento de las reservas agotadas que los europeos y Estados Unidos han estado dando básicamente a Ucrania. Así que necesitan reponer sus reservas agotadas, como los misiles Javelin que creo que Estados Unidos ha estado enviando por cientos de miles”.
“Estados Unidos es, con diferencia, el mayor fabricante de armas del mundo. Tiene las mayores exportaciones de armas, el mayor ejército y, por tanto, la mayor industria armamentística. Las cinco mayores empresas armamentísticas del mundo tienen sede en Estados Unidos. Así que Estados Unidos está muy por encima del resto. Por supuesto, en segundo lugar está China. Tiene el segundo mayor gasto militar y ha estado en una fase de aumento de su producción de armas”.
Este es el séptimo año consecutivo de aumento de las ventas mundiales de armas: Las 100 mayores empresas del sector alcanzaron oficialmente los 592.000 millones de dólares en 2021, un casi un dos por ciento más que en 2020 en términos reales.
Por problemas en la cadena de suministro durante la pandemia la tasa de crecimiento en 2020-21 aunque mayor que en 2019-20 (1,1%), todavía se mantiene por debajo de la media de los cuatro años anteriores a la pandemia de Covid-19 (3,7%). Estados Unidos y China tienen la mayor productividad industrial en Defensa.
Sin embargo paradojicamente, de continuar las interrupciones en la cadena de suministro, por la invasión rusa de Ucrania algunos de los principales fabricantes de armas podrían tardar varios años en poder atender la sobredemanda demanda creada por la propia guerra.
Algo que podría obstaculizar los esfuerzos en curso en Estados Unidos y en Europa para reforzar sus ejércitos nacionales y reponer sus propias reservas después de haber enviado miles de millones de dólares en municiones y otros equipos a Ucrania.
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