Magdalena Rochi y Ezequiel Steuermann cursan la carrera de Abogacía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y destacan el rol de la educación pública en su formación.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), de acceso público y gratuito, tiene dos alumnos campeones mundiales en derechos humanos. En efecto, Magdalena Rochi y Ezequiel Steuermann, ambos de 23 años, se encuentran en el último tramo de la carrera de Abogacía en la Facultad de Derecho y en agosto ganaron la ‘Nelson Mandela World Human Rights Moot Court Competition 2018’ en el Palacio de las Naciones, ubicado en Ginebra (Suiza), cuyo desarrollo fue impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Universidad de Pretoria (Sudáfrica).
Para la competencia, estudiantes de todo el mundo recibieron casos hipotéticos sobre violaciones a los derechos más básicos en algún lugar ficticio; el objetivo era defender a las víctimas, pero también al Estado, intercambiando los roles. Algunas de las situaciones presentadas planteaban países donde se implementaba la pena de muerte, prácticas de tortura o el matrimonio infantil, entre otras aberraciones. Así las cosas, de las 166 universidades inscriptas, solo 40 superaron la etapa de memoriales escritos, según repasa la facultad argentina en un comunicado. Entre ellas, además de la UBA, se destacaban casas de estudios con mucho prestigio internacional: la Universidad de Yale (EE.UU.), Universidad de San Pablo (Brasil), Universidad de Lucerna (Suiza) y la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Tras vencer a los estadounidenses en la semifinal, los argentinos llegaron a la última instancia contra la Universidad de St. Thomas, de Canadá. La final anterior también se había disputado entre argentinos y canadienses, solo que en aquella oportunidad triunfaron los norteamericanos. Esta vez, Magdalena y Ezequiel representaron a las víctimas y expusieron sus argumentos frente a grandes referentes mundiales del derecho, como la jueza de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Julia Sebutinde, entre otros miembros del Tribunal conformado para el torneo. De esta forma, en 2018 los galardones fueron para Buenos Aires.
¿Para qué sirven los derechos humanos y en qué situación se encuentran?
“Un derecho humano es aquel que tiene cualquier persona, por el mero hecho de ser persona. Son inherentes a la cualidad humana, fundamentales y universales, más allá de cualquier nacionalidad”, expresa Magdalena. Al mismo tiempo, opina que “son las bases para que las personas puedan tener una buena calidad de vida, pero también una convivencia en democracia”.
Por su parte, Ezequiel apunta hacia el rol estatal: “Son un límite al poder del Estado, y en muchos casos, una base para que no avance sobre ellos, pero que a su vez los garantice”. Sobre este punto, ejemplifica: “El Estado no puede mandar a la Policía y matar a alguien a mansalva, porque se deniega el derecho a la vida, y además debe asegurar el derecho a la educación. Es una doble faceta de obligaciones que tiene”. En esa línea, comenta que “en un mundo tan desigual, es lo único que nos iguala, seas Bill Gates o un chico de una favela”.
Desde una perspectiva histórica, Magdalena considera que hay una mejoría en la materia. Sin embargo, menciona: “La esclavitud ha bajado, pero claramente hay esclavos en el siglo XXI”. Asimismo, destaca que aunque las violaciones a la integridad personal, como las torturas o los tratos degradantes, disminuyeron en el mundo, aquellos flagelos siguen existiendo. “Los derechos humanos son violados en todos los países”, alerta.
Según el punto de vista de la joven, todavía hay mucho trabajo por hacer en el planeta: “Hoy vemos una situación muy mala en los migrantes, sobre todo en Europa y EE.UU., donde la violación a sus derechos aumentó en los últimos años”. Y repasa: “También destacamos una violación a los derechos religiosos en China y Myanmar. En nuestro continente —América—, la pobreza claramente es algo que impide una buena calidad de vida. Los pueblos indígenes sufren muchas violaciones a diario”. En sintonía, agrega que en África, Asia y Europa las minorías sexuales siguen siendo perseguidas.
Más en detalle, Ezequiel comenta que “el gran problema del derecho internacional es el cumplimiento de las obligaciones”. Sobre ello, señala que actualmente se vive un importante retroceso a nivel geopolítico: “Hay un cuestionamiento muy grande al sistema de la ONU y los derechos humanos, que viene desde Trump para abajo. Se vienen años de dar batalla desde el ámbito del derecho”. A su vez, reflexiona sobre la importancia de las normativas internacionales: “Los derechos humanos no se cumplen y tenemos muchos tratados que no se respetan, es verdad. Pero el riesgo de no tenerlos, es volver al nazismo, básicamente”.
Además, explica de forma sencilla cómo repercute la existencia de estas normas en la vida cotidiana de las poblaciones: “Gracias a los derechos humanos el ciudadano común puede reclamarle al Estado”. En efecto, el aprendiz suma que “sin ellos, si hay un ajuste en la educación pública, podría ser algo completamente válido”. Sin embargo, gracias a estos derechos, “el Estado debe obedecer el principio de no regresividad, que si bien no lo hace, debería”. Para cerrar la idea, concluye: “Los Estados tienen responsabilidad internacional si se violan los derechos humanos. Faltan muchísimas cosas para que se cumplan, pero el hecho de que estén, considerando la historia mundial de matarnos todos entre todos, no es poca cosa. Es el avance de la humanidad en el siglo XX”.
La educación como un derecho humano
Ezequiel pasó por la escuela primaria y secundaria en instituciones privadas, pero a la hora de decidir a qué universidad ir, no lo dudó: “Sabiendo que la UBA es lo mejor de Argentina, si iba a estudiar Derecho, sabía que quería hacerlo en un ámbito que esté inmerso en lo público”. Magdalena, por su parte, siempre estudió en el ámbito estatal, y comenta: “Elegí estudiar en la UBA porque es el mejor lugar para estudiar Derecho, los lugares privados no iban acorde con lo que yo quería. Por una cuestión de principios, era más interesante que otras universidades”.
Actualmente, Ezequiel está transitando un período de intercambio en Portugal, pero cuando recuerda su facultad de la Ciudad de Buenos Aires, no escatima en elogios: “Cuando conocí el edificio, no tenía dudas de que iba a ser ahí. Si en Argentina hay algo para destacar, entre otras muchas cosas, es la educación pública. Todos tenemos derecho a acceder a una enseñanza de calidad, y ese derecho está implementado, aunque hay mucha gente que todavía no puede estudiar por el trabajo y la desigualdad social que ya conocemos”. Al mismo tiempo, describe: “Si bien es cierto que a la UBA le faltan muchas cosas a nivel edilicio y los docentes están muy mal pagos, podemos acceder a una educación excelente, de manera gratuita. Es la única garantía que tenemos de acercarnos más a la igualdad de oportunidades”.
En el futuro, cuando terminen sus estudios, Ezequiel sueña con ayudar a que se respeten los derechos de los migrantes, aunque también le gustaría dedicarse a la docencia, mientras que Magdalena se imagina colaborando en el diseño de políticas públicas.
Una reunión muy positiva
Luego de ganar el premio, los estudiantes fueron recibidos por el mandatario argentino, Mauricio Macri, en la residencia presidencial de Olivos, provincia de Buenos Aires. Durante el encuentro, el dirigente los felicitó y resaltó que “estas cosas ayudan a mostrar el capital humano argentino en el exterior, y es muy bueno para la actividad económica”, recuerda Ezequiel. Al respecto, el joven destaca que fue una reunión muy positiva: “Recibir alumnos de la educación pública, institucionalmente está muy bueno”.
Sin embargo, subraya: “Pusimos mucho énfasis en que las competencias y los logros que se consiguen se deben pura y exclusivamente a que la universidad pública nos banca, emocionalmente, académicamente y económicamente. La única razón por la que podemos hacer esto, es porque hay un Estado que contribuye”. A su vez, aclara que no se expresaron con ánimos de protesta; la intención era que Macri escuchara en buenos términos que “los resultados llegan porque el Estado financia la educación pública”.
Vale repasar que en Argentina durante los últimos meses se vivieron jornadas de extrema tensión en el mundo educativo, ya que la Administración local implementó grandes recortes presupuestarios, que fueron respondidos por masivas movilizaciones de docentes y estudiantes. La reunión se desarrolló en ese contexto. “En el marco actual de recorte de fondos que se está viviendo, la verdad es que participé de la movilización, y participo del reclamo. Es indignante que a nuestros docentes no se les pague bien con la calidad de educación que dan”, subraya el alumno.
Por último, relata: “El presidente escuchó lo que le dijimos, pero después no se refirió a la cuestión del conflicto presupuestario. No nos dijo, ‘qué buena la educación pública, viva la educación pública, hay que financiar, y que sea laica y de excelencia’. No. No dijo eso. Pero más allá de las diferencias ideológicas con el presidente, estuvo bueno que nos recibiera”.
or otro lado, en el encuentro Macri también les abrió las puertas a estudiantes de aquella casa de estudios que triunfaron en el Concurso de Arbitraje Internacional de París y el Concurso de Simulación Judicial ante la Corte Penal Internacional (CPI), desarrollado en La Haya (Países Bajos) a fines de mayo, destacan desde la Presidencia. De esta forma, contando los tres certámenes obtenidos este año, la Facultad de Derecho suma nueve triunfos en torneos internacionales.
“Lo hablaba con gente en la competencia, o acá en el intercambio, y les digo que voy a una universidad donde nunca me llegó ni una factura, y es de calidad, y no lo pueden creer. Es lo mejor que tenemos, gobierne quien gobierne”, glorifica Ezequiel. Para cerrar la entrevista, expresa: “Si vas a la UBA, y no la defendés, me parece que no entendiste nada”.
Leandro Lutzky-ActRt