Por Gustavo Casciotti 

La asunción de Trump a la presidencia de USA y el Foro de Davos en Suiza son los dos acontecimientos salientes de la semana desde lo político, económico y financiero.

En ambos estuvo presente Javier Milei.

Les propongo analizar las implicancias de estos eventos, marcar diferencias, coincidencias y contradicciones. Parecería que un punto de encuentro, al menos desde lo discursivo, entre Trump y Milei se dio desde el plano celestial, ya que escuchamos a uno  sentenciar “fui salvado por Dios para hacer más grande de nuevo a los Estados Unidos” y al otro agradecer el acompañamiento de las fuerzas del cielo, ocupándose de hacer saber a todo el mundo que todo marcha acorde al plan.

Mientras tanto en Davos no solamente tuvo lugar el encuentro de las élites empresariales, sino que la ONG británica Oxfam, como sucede todos los años, hizo la presentación de su informe, en esta oportunidad titulado “El saqueo continúa”, poniendo el foco en las desigualdades y contradicciones del sistema. Algunos datos no menores para tener en cuenta sobre la marcha del mundo que habitamos:

  • La riqueza de los más ricos en el 2024 se incrementó a razón de casi dos billones de dólares por día, tres veces más rápido que en el 2023.
  • Las 2.769  personas más ricas vieron incrementar su patrimonio en un 15%. Mientras que los diez más ricos incrementaron su riqueza en u$s 100 millones por día.
  • Mientras tanto, la pobreza parecería no tener modificación alguna desde la década del 90, ya que 3.500 millones de personas siguen debajo del umbral de pobreza.
  • El 1% más rico del norte global obtuvo la friolera de u$s 263.000 millones del sur global a través del sistema financiero, algo así como u$s 30 millones por hora.

Para la Argentina, y teniendo en cuenta el refrán que dice «dime con quién andas y te diré quién eres», parecería que la concentración de beneficios en unos pocos a costa del padecer de las mayorías promete consolidar la inequidad, mientras sigue el saqueo de nuestros recursos naturales, de nuestra soberanía, de nuestra ciencia y tecnología y del mismísimo Estado. En tanto, la pretensión de volver al mercado voluntario de deuda o de recibir fondos frescos del FMI profundizará la transferencia de recursos a ese norte global y también nuestra dependencia y sometimiento.

Sin embargo parecería que no todo se emula del primer mundo, ya que ante el anuncio de medidas proteccionistas de Trump  para proteger la industria norteamericana y sus trabajadores, por estos lares se abren a mansalva las fronteras para el ingreso de productos importados. Se bajan aranceles, se flexibilizan  medidas anti-dumping y un tipo de cambio al servicio de los especuladores, favorece el ingreso de productos de afuera que compiten, en forma desleal, con la industria nacional. Esta historia ya la conocemos. Se repiten medidas que en su momento se llevaron puesta a la industria argentina. ¿Qué hay de diferente para que no suceda lo mismo?