Carta de vecinos y vecinas del barrio Funes y San Lorenzo, presentada al Jefe a Cargo Jefatura Departamental de Mar del Plata.
Por la presente y en calidad de ciudadanos y vecinos de la ciudad de Mar del Plata, puntualmente Barrio Funes y San Lorenzo, venimos por este medio a exponer la extremada y delicada situación que nos encontramos viviendo a diario: hechos delictivos, hurtos y robos.
Vivimos en un barrio residencial ubicado entre Barrio San José, Santa Mónica y Pinos de Anchorena, lindando con calle Quintana y Funes donde se ubica la tan conocida “Casa del Puente” hasta calle Peña, y desde calle Guido hasta calle San Juan.
Como podrán deducir ciertamente la existencia de la vía que va por calle Guido, la cual no tiene acceso vehicular en ese sector pero si tiene pasos abiertos para que peatones pasen desde Dorrego y hacia Funes, también es utilizada por bicicletas y motos, convirtiéndose en los accesos ideales para que los llamados “motochorros” ingresen al barrio y literalmente ataquen de manera cruel y despiadada a cualquier persona que circula caminando, estacionando, se encuentre ingresando a su domicilio o simplemente esté paseando al perro.
El flagelo delictivo que en general se sufre en la República Argentina y que encuentra sus fuertes en ciudades como Rosario y el Gran Bs As., también lo apreciamos en nuestra tan querida ciudad por varios factores y si bien esto es de público y notorio conocimiento, no debe ser la resignación la conducta que tomemos frente a ello, más aún cuando, como ciudadanos con derechos nos vemos afectados por una evidente “ausencia” de seguridad o una conducta que podríamos calificar de zona liberada por parte de los operadores (Municipalidad y Pcia.)
En los últimos meses hemos sido víctimas recurrentes de robos a mano armada, con violencia en las personas y objetos, a plena luz del día y sin ningún tipo de escrúpulo. Estos individuos, cuya modalidad es andar de a dos y a bordo de motos, aparecen de golpe sin ningún temor, ni cuidado, ni escrúpulo, sin discriminar si se trata de hombres, mujeres, niños o ancianos y asaltan quitando todo lo que puedan, (teléfonos, carteras, mochilas, etc), llevan a cabo las llamadas “entraderas” y también ingresan a los domicilios cuando pueden.
Hace unos pocos días una vecina de 91 años fue literalmente arrastrada por el asfalto intentando subir al auto de su hija y ayudada por esta, es abordada por estos sujetos para quitarle la cartera. La Sra. fue herida de importancia, por lo que terminó ingresada en una clínica y a la fecha su hija no logra que se recupere del trauma y quiera salir a la calle.
Reiteramos, esto sucede en un barrio residencial, a cuadra y media de la casa del Puente, a media cuadra del complejo universitario y frente a la biblioteca de la misma, donde además se encuentra un colegio primario y jardín (CADS).-
No solo los vecinos somos víctimas de estos hechos, sino docentes y alumnado de la UNMDP que circulan por las calles o estacionan sus vehículos en la zona, pensando que es segura. Pues NO lo es. Numerosos hechos de los denunciados supra, así como la sustracción de baterías y neumáticos son moneda corriente en relación a los automotores estacionados, y cuando decimos corriente decimos que todos los días se registran uno o más hechos como estos.
Llamativo resulta que sobre calle Quintana y Olazabal siempre hay apostado un móvil o dos, pero con nula actuación en su deber de velar por la seguridad pública. Pareciera que los delincuentes actuaran a sabiendas de esa inacción o más bien escudados en la presencia simbólica de estos móviles en la zona.-
Lo cierto Sr. Jefe es que estos vecinos no vamos a esperar que maten a alguien para solicitar lo que nos es natural, SEGURIDAD, y tampoco podemos pensar en actuar por mano propia, ¿pero qué debemos hacer?. Bueno, le comento que hacemos todo lo que está a nuestro alcance y como vecinos nos encontramos organizados y pensando en medidas paliativas, pero sin duda alguna la obligación de que la ciudadanía se encuentre segura y cuente con medidas mínimas es del estado, en este caso el Provincial, y aunque sabemos de la falta de recursos que tiene el personal policial y la fuerza policial, así como que son el filtro entre los delincuentes y la gente honrada, no es menos cierto que esto NO puede ser un justificativo absoluto y única respuesta.-
Manifestamos enfáticamente en sentirnos viviendo en una zona que, aunque residencial, pareciera estar “liberada” y hacemos responsable al Municipio y a la Provincia por la ausencia de medidas acordes a la situación y el desamparo que sentimos y sufrimos, siendo “carne de cañón” de estos individuos que entran por una puerta y salen por la otra cuando, con suerte, los detienen.
Inadmisible a esta altura, agotador, injusto y abandónico de la ciudadanía que sostiene el sistema.
Quedamos a la espera de una reunión y una respuesta aceptable que proponga medidas concretas a tomar y efectivizarlas de inmediato pues la situación es insostenible. Literalmente vivimos en pánico constante y encerrados.-
Sin más, pero declarándonos exigentes de una respuesta adecuada en forma y en tiempo, le saludamos.