Por Gustavo Casciotti.
Se suele asociar la estabilidad del tipo de cambio a la confianza que inspira el modelo económico-financiero.
Sin embargo, cuando el precio del dólar no se modifica ante la variación del resto de los precios de la economía (por ejemplo tarifas o productos de la canasta básica), se alteran los precios relativos, distorsionando la realidad. Así escuchamos que las jubilaciones aumentaron en dólares, mientras que entre septiembre y el mes en curso llevan perdido un 17 % de su poder de compra.
El dólar se viene utilizando además como ancla inflacionaria y su estancamiento constituye una pieza clave en el engranaje de la llamada “bicicleta financiera”, hoy denominada carry trade. Osea los dólares ingresados por inversiones especulativas son cambiados por pesos para valorar financieramente a tasas superiores al ratio de devaluación, lo que ha permitido en los últimos meses obtener pingues ganancias en moneda dura, requiriendo que al momento de la recompra, su cotización no haya tenido mayores modificaciones.
Sin embargo esta situación desalienta las exportaciones, al no resultar competitivas frente a las monedas de los países con los que comercializamos y por el contrario favorece las importaciones, por ende se obtura la acumulación de reservas.
De corrido esto sucede también con los servicios como fletes, seguros, intereses y con el turismo. Por caso y según el último relevamiento del INDEC en el acumulado del 2024 fueron más los argentinos que vacacionaron el el exterior que los extranjeros que visitaron el país. Sólo en el mes de setiembre el turismo emisivo aumentó un 40 % mientras que el receptivo cayó un 27 %.
A esta altura del partido y después de comprobar que esta historia ya la hemos vivido, nos deberíamos preguntar, ante el ingreso de productos importados que sustituyen producción local, ¿cuál será el destino de nuestras industrias y sus trabajadores? ¿y con trabajadores sin trabajo quienes compraran los productos que vienen de afuera? Y si son más los dólares que salen por turismo de los que entran, estimando para la temporada 2025 más de U$s 3.000 millones, ¿cómo se sostiene la balanza de pagos si no hay capacidad de acumulación de reservas?
¿O habrá que esperar que nos sigan prestando para seguir profundizando nuestra dependencia económica y política?