Por Gustavo Casciotti
Diciembre es mes de balance.
Les propongo efectuar un repaso de los aspectos más trascendentes desde el plano económico que nos dejó el año que termina.
*Recesión: la estimación de la actividad económica al tercer trimestre registra caída frente al mismo período del año anterior, y, si se desagrega el efecto rebote del agro producto de un 2023 con sequía, el derrumbe supera el 6 %, con actividades como la construcción, industria y comercio, que representan 5 de cada 10 puestos de trabajo formales, en caída libre. Los datos parciales al cierre del año reconfirman el estado de deterioro.
Ergo la recuperación sólo llegó para unos pocos.
*Inflación: la curva de precios fue decreciente desde el 25,5 % de diciembre 2023 auto infligido por la feroz devaluación que se fue íntegramente a precios. Sin embargo, el consumo no remonta, por la pérdida acumulada de poder adquisitivo y el impacto brutal de las tarifas de los servicios públicos.
¿Entonces de que sirve el amesetamiento de precios si los productos y servicios son inaccesibles?
*Superávit fiscal: el exceso de ingresos públicos frente a los egresos, se logró a costa de la licuación de las jubilaciones y salarios, el recorte a las universidades y el parate de la obra pública. Constituyéndose éstos en los motivos de la caída de los ingresos tributarios, cada vez que se ajusta el gasto caerá la recaudación, obligando al ajuste infinito para garantizar excedentes.
*Pobreza: casi el 50 % de los argentinos son pobres y 2 de cada 10 niños están en pobreza extrema.
*Descuido de los vulnerables: según la Oficina de Presupuesto del Congreso el gasto social cayó 45,6 % entre noviembre 2023 y 2024, pese al aumento de la AUH.
El FMI pidió cuidar a los más débiles, pero parece que se violentó la recomendación.
*Desregulación: en pos de “realinear” los precios relativos y garantizar mayor libertad, se liberaron los precios de las tarifas y de las pre pagas, por ejemplo, impactando en la merma de ingresos disponibles de las familias.
*Superávit comercial: estuvo impactado por el efecto positivo del agro y la caída de las importaciones, producto del cuadro recesivo.
Pero con dólar poco competitivo y flexibilización de condiciones y aranceles para importar, parece poco sostenible en el tiempo.
*Cuenta corriente negativa del BCRA: producto del déficit por servicios (turismo, intereses, honorarios, regalías) y la incapacidad para acumular reservas.
Este talón de Aquiles preocupa a los acreedores, ya que con más deuda las reservas son similares a las de un año atrás.
*Liberalización del comercio: mientras el mundo se vuelve cada vez más proteccionista, cuida a sus industrias y trabajadores, la Argentina abre fronteras y regala el mercado interno.
En síntesis, estamos frente a la disputa de dos modelos contrapuestos. Uno que deja todo librado a las manos del “bendito” mercado, a costa de mayores exigencias de ajuste en desmedro de la producción y el trabajo y otro en el que el Estado interviene en la injusta distribución de ingresos, para cuidar a los que menos tienen, garantizar empleo y salarios dignos, jubilaciones suficientes y que se preocupa por la ciencia y la tecnología, la educación, la salud y el desarrollo de las pymes.
La batalla cultural está en marcha, seamos artífices de un modelo que no profundice ni consolide inequidades.