Con el objetivo de bajar la inflación, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), efectivizó el miércoles pasado la tercera suba de la tasa de interés del año. Esta vez fue de 75 puntos básicos, la mayor alza en 28 años, lo que evidenció una agudización de las políticas contractivas en la principal potencia. Como consecuencia, se dio continuidad a la ola global de aversión al riesgo que enfrentan los mercados mundiales, e impulsó nuevamente al dólar a valores máximos frente al resto de las divisas. Este movimiento complica a los mercados emergentes en general y la Argentina en particular.
En lo que va de junio, el índice dólar, que compara a la moneda estadounidense con una canasta de divisas, escaló 2,3%, y en caso de sostenerse en las próximas jornadas, anotaría, al igual que en abril, la mayor suba mensual desde 2015. Tras haber tocado un máximo de 105,447 puntos la semana pasada, ayer, al cierre de esta nota, descendía a 104,480 puntos. Sin embargo, se sostenía en los valores más altos desde diciembre de 2002.
En este sentido, ante perspectivas de nuevas subas de tasas y de un estancamiento en el crecimiento económico global, se espera que el dólar continúe esta tendencia de fortalecimiento, ya que frente a las crisis en los mercados globales los inversores pierden apetito por el riesgo y buscan activos más seguros. Esto implica que el resto de las monedas se debiliten frente al dólar.
Lautaro Losada, economista en Buenos Aires Valores, señaló que el fortalecimiento del dólar viene desde hace un año. “Esto implica que argentina enfrente complicaciones en varios frentes. Al tener restricción en el mercado de capitales y no haber libres flotaciones, el crawling peg depende sí o sí del BCRA. En los últimos días se vio una devaluación más alta, probablemente por este motivo, pero no hay saltos discretos, como sí puede haber en otros países emergentes frente al fortalecimiento del dólar. Entonces, si el resto de los emergentes y los principales socios comerciales devalúan, se incrementa el atraso cambiario que impacta en las reservas, como estamos viendo actualmente. Al comparar el tipo de cambio real multilateral, vemos que está en valores bajos”, analizó.
En la misma línea, Julio Roque Calcagnino, asesor financiero en TSA Bursátil, desatacó: “El acuerdo con el FMI planteo una de hoja de ruta para el tipo de cambio nominal, que no es más que el mismo se deslice a una velocidad tal que la competitividad se mantenga en los niveles de finales de 2021. En este sentido, la depreciación de las monedas de los socios comerciales de Argentina ante el dólar deberá ser acompañada por una mayor depreciación del tipo de cambio oficial”. Vale destacar que el tipo de cambio real multilateral, al 16 de junio (último dato publicado), es de 95,7 puntos, mientras que lo acordado con el FMI es que se sostenga en torno a 102,5 puntos.
Al respecto, Losada destacó un dato que puede darle cierto margen al BCRA. “El tipo de cambio en Argentina está apreciado, y así lo refleja el índice. Sin embargo, dentro de nuestros principales socios comerciales, el que tiene más ponderación en el índice es Brasil, casi un 30%. Es importante remarcar que, si bien el dólar se fortalece a nivel mundial, el Banco Central de Brasil está muy hawkish (agresivo en términos monetarios), y mantiene una de las tasas reales más positivas del mundo, y no hubo una devaluación fuerte en el último año del real, lo que amortigua en cierta medida el impacto de nuestra apreciación”, matizó.
Por su parte, el economista Federico Glustein señaló que el fortalecimiento del dólar podría afectar por otras vías a las reservas del BCRA: “El fortalecimiento del dólar podría generar una caída en el precio de los commodities, que (si bien ayudaría en cuánto a la desaceleración de los precios locales y la inflación), podría complicar la macro. A su vez, inclina a la dolarización de las carteras por cobertura, como se vio en los últimos días con la venta masiva de bonos en pesos. Esto sumado a la caída del yuan, que tendría efectos en las exportaciones si se sostiene en el tiempo”.
“Ya se vio lo que sucede cuando hay desconfianza en el mercado local y en argentina el dólar no solo es una divisa sino es un activo de especulación y reserva de valor, por lo tanto, cuando el dólar se fortalece necesariamente los inversores locales se vierten hacia ese mercado que es más seguro”, concluyó Glustein.
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