El filme brasileño “Saudade fez morada aqui dentro”, del realizador brasileño Haroldo Borges, que propone una metáfora sobre el estado de cosas en su país a partir del trabajo con una pequeña comunidad del sertao bahiano, se alzó con el Astor de Oro a la Mejor Película de la Competencia Internacional de la 37ma edición del Festival de Cine de Mar del Plata.

“Es una alegría estupenda, una emoción muy fuerte ganar este premio, desde que éramos estudiantes de cine en Bahía escuchábamos hablar tan bien de Mar del Plata, que para nosotros es un lugar de resistencia, como un farol que indica que es posible hacer cine”, aseguró Borges, visiblemente emocionado, al recibir el máximo galardón que entrega la muestra marplatense.

El jurado presidido por la actriz Dolores Fonzi distinguió también al filme argentino “Tres hermanos” de Francisco Paparella, con el Premio Especial del Jurado y entregó el Astor a la Mejor Dirección a dos realizadoras locales, Ana García Blaya por “Uruguaya” y Melisa Liebenthal por “El rostro de la medusa”

La cinta independiente norteamericana “There There”, de Andrew Bujalski se llevó el Astor al Mejor Guion; Sonia Parada el premio a la Mejor Interpretación por su trabajo en el filme boliviano “Los de abajo”, y el filme argentino “Cambio cambio”, de Lautaro García Candela, una Mención Especial.

La ceremonia de cierre comenzó a las 19.30 con la presentación de Virginia Inocenti junto al músico Sergio Zabala, que tocaron temas del cancionero popular. Luego fue el turno del cantante y performer Carlos Casella, que también ofreció un show con canciones como “La vie en rose” y “La ventanita”, entre otras.

Luego habló el vicepresidente en ejercicio de la presidencia del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Nicolás Batlle, quien destacó que todas las funciones del festival “estuvieron llenas”, también recordó y agradeció a “todas las asociaciones y colectivos de cineastas que militaron por la prórroga de las asignaciones específicas para la cultura”, reconociendo el trabajo al diputado Pablo Carro que motorizó la ley.

El presidente del festival, Fernando Juan Lima, y su director artístico, fueron los encargados de entregar el Premio a la Trayectoria a Paula Félix-Didier, directora del Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken”.

“Tenemos una deuda con el patrimonio audiovisual argentino”, Félix-Didier, “el cuidado de la memoria es una de las tareas indelegables del estado, como la salud, la educación y la justicia”, completó.

Enseguida se anunció que el Premio del Público era para “Saudade fez morada aqui dentro”, que luego se alzaría con el Astor de Oro a la Mejor Película.

Filmada en un pueblo de 300 habitantes del mítico Sertao brasileño (el desierto nordestino donde Glauber Rocha rodó sus filmes) con actores no profesionales, y a través de un proceso de seis meses de trabajo instalados en el territorio, “Saudade fez mora aqui dentro” cuenta la historia de un chico que pierde la visión y cómo se adecúa él y su entorno a la nueva situación, lo que según su realizador propone una metáfora del Brasil actual.

“Para nosotros Bolsonaro fue muy impactante, no podías creer que los ‘bolsominhos’ (seguidores del presidente saliente) estaban tan cerca. De pronto, el tío simpático de los domingos o un amigo de la escuela lleno de vida eran bolsominhos, entonces eso nos sugirió la idea de la ceguera, como una metáfora de lo que nos estaba sucediendo, porque no podíamos entender cómo estas personas tan cercanas y queridas podían elegir ese camino tan desastroso para todos y defenderlo con tanta pasión”, contó Borges en diálogo con Télam.

En el filme, la ceguera del joven puede ser acompañada por algún maestro de la escuela, su madre, su hermano, las amigas y esto genera la posibilidad de enfrentar una situación tan complicada y decisoria en la vida del adolescente para quien primero todo es desesperanza.

“Me parece que hay que contar historias donde es posible soñar, donde nos encontremos otra vez. La mitad del país apoyó a Bolsonaro en las últimas elecciones, no se la puede dejar afuera, hay que tener un reencuentro, nos tenemos que reencontrar como nación y creo que el cine con sus historias es una herramienta hermosísima para lograr eso”.

La película, que terminó de rodarse apenas antes de que comenzara la pandemia y tuvo su premiere mundial en este festival, rescata y dialoga con fuertes tradiciones cinematográficas brasileñas como el Cinema Novo de Glauber Rocha y propone “un cine que sea herramienta para reencontrarnos como nación luego del desastre que dejó Bolsonaro”, señaló Borges a esta agencia.

Por su parte, “Tres hermanos”, de Francisco Paparella, que explora la masculinidad tóxica construida a través de los años por las difíciles condiciones de vida en un pueblo de la Patagonia, se llevó el Premio Especial del Jurado.

El segundo filme de Paparella luego de “Zanjas” (2015), indaga la relación de tres hermanos, en donde la crueldad de sus acciones tiene la lógica brutal del contexto, con una naturaleza hostil que no se doblega, determinando un horizonte trágico para los protagonistas.

En la Competencia Latinoamericana el premio a la Mejor Película fue para “Trenque Lauquen”, de la realizadora argentina Laura Citarella y que tuviera premiere mundial en el Festival de Venecia en septiembre pasado.

En esta competencia, el Premio Especial del Jurado fue para la brasileña “Mato seco em llamas”, de Joana Pimenta y Adirley Gueiros; y el filme colombiano “Anhell69” de Theo Montoya, recibió una Mención Especial.

En el certamen reservado para películas argentinas, el Astor Piazzolla al Mejor Largometraje fue para “Sobre las nubes”, de Maria Aparicio; y el premio a la Mejor Dirección para Lisandro Listorti por su documental “Herbaria”.

Alrededor de 200.ooo espectadores tomaron parte de esta 37ma edición de Mar del Plata, que ofreció 500 proyecciones en distintas salas en paneles de discusión, presentaciones de libros y proyecciones al aire libre en la vuelta plena a la presencialidad del festival, luego de un año cancelado por la pandemia y otro en formato híbrido.

El calor y el acompañamiento del público, llegado de distintos lugares del país y compuesto en buena parte por marplatenses que históricamente han disfrutado del festival, dio el marco perfecto para este retorno a salas llenas del único festival Clase A de la región, atributo que comparte con certámenes como Cannes, San Sebastián, Berlín, Venecia y Karlovy Vary, entre otros pocos en el mundo.

El riesgo, las indagaciones personales y las nuevas formas del cine contemporáneo estuvieron presentes en una programación con perlas muy llamativas y pequeñas delicias y que tuvo un nivel interesante, para un cine corrido de los repetitivos moldes de la maquinaria comercial que inunda salas y plataformas, recayendo, sabiamente, en registros de autor con firma propia.