Las PASO permitieron a los vecinos y vecinas de la zona sur estrenar nuevos lugares de votación.
A partir de la problemática que afectaba a miles de vecinos de la zona sur que debían movilizarse hasta zonas como Batan para votar, Unidad Ciudadana trabajó junto a la Justicia Federal para relevar los posibles lugares de votación: jardines de infantes, escuelas, clubes y sociedades de fomento.
En abril de 2018 el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad el proyecto presentado por la bancada de Unidad Ciudadana.
El 2 de agosto de 2018 la Cámara Nacional Electoral aprobó la modificación y subdivisión del circuito electoral 370, que comprende toda la zona sur del Partido de General Pueyrredon, desde Mario Bravo hasta el Arroyo las Brusquitas, en 9 subcircuitos: 370, 370A, 370B, 370C, 370D, 370E, 370F, 370G y 370H.
Con la subdivisión del Circuito Electoral 370 se vieron beneficiados los vecinos que viven en los barrios Faro Norte, Alfar, Bosque Peralta Ramos, Jardín de Peralta Ramos, Jardín Stella Maris, Parque Independencia, Nuevo Golf, Quebradas de Peralta Ramos, Lomas del Golf, Santa Celina, San Jacinto, Playa Serena, San Patricio, Los Acantilados, Antártida Argentina, Santa Rosa del Mar, Chapadmalal, Estafeta Chapadmalal, Playa Los Lobos, Playa Chapadmalal, Arroyo Chapadmalal, San Eduardo de Chapadmalal, El Marquesado, San Eduardo del Mar, Las Canteras, Parque Hermoso y Valle Hermoso, Parque Palermo, Don Emilio, General Belgrano, Autódromo, Las Américas, José Hernández, El Colmenar, Batán, Villa Serrana, Lomas de Batán, Camino a Necochea (Dos Marías), El Boquerón y Estación Chapadmalal.
Fernanda Raverta, declaró que con esta medida “Damos respuesta a un viejo reclamo de los vecinos”.
Entre los lugares que fueron incorporados para que se desarrollen los comicios se encuentra el emblemático Faro de la Memoria, único ex centro clandestino de detención (Ex Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina) declarado como Espacio para la Memoria y Promoción de DD HH. Dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación.
El primer votante del Faro de la Memoria fue Alfredo Zamorano y su hija Ludmila. Al no haber presidente de mesa, ambos tomaron el puesto.
Nadie mejor que Alfredo para contar como él y su hija vivieron ese día en el que votaron en el Faro de la Memoria. Compartimos sus palabras.
No existe la casualidad, no
Claro, diez minutos antes que se reescriba la historia, brotó en desahogo las hermosas palabras de agradecimiento de una militante. Nos expresó la emoción del caso, y que lo que estaba narrando lo venía pensando hace días, sin poder dormir, para que las palabras sean justas a la causa… y es allí donde quiero llegar.
-Dale viejo, dale que son las 07:00- me despertó Ludmila, tardé en reaccionar, la noche anterior celebramos los 87 pirulos de mi abuela Lola, se podría decir que no estaba con mis escasas luces prendidas. Me levanté, puse la pava, entre que me lavo la caripela y en vano acomodo el pelo, sólo embuché de a sorbos un té negro y flaco, ya que Ludmi me sacó rajando. La campera de Malvinas me abrigaba bien mientras recorríamos las dormidas calles del rioba, domingo de invierno, de frío y de elecciones.
Llegamos a las rejas negras del Faro, mi hija a unos dos metros adelante apurando el paso, yo saludando a la memoria de los que allí quedaron, desoyendo sus gritos, no por no quererlos, sino por no haberlos padecido, sólo por eso.
En la rotonda interna nos cruzan las frases – ¿Sólo vienen a votar?- respondimos que sí y cruzó la otra –No tenemos autoridad de mesa-
-Vine temprano por eso -respondió Ludmila-
-La verdad es que faltan dos- y las miradas me secundaron.
Con el correr de los minutos estábamos acomodando los comicios y para abrir la jornada, las autoridades de mesa debían votar. Caminé al cuarto oscuro, ensobré mi voto y antes de depositarlo me pidieron fotos, no entendí el por qué sino hasta después de girar la vista; la emoción de las mujeres que forman parte del colectivo del Faro de la memoria comenzó a iluminar el lugar. Claro, estábamos pisando el lugar donde torturaban a sus compañeros, el peso claudicante de la historia sonó a escalofrío, escalofrío que recorre la memoria, se abrazaron y nos gradecieron…
La jornada transcurría, los ribetes de picardías comenzaban a ser notorios. Y a media tarde, una mujer quiso votar, sus datos no estaban bien claros, diría empañados, entonces exclamo – ¿Cómo puede ser que esto ocurra?- mire, la realidad es que esto es embarrar la cancha, ya lo esperábamos… sin más ni más la mujer marchó, una compañera me susurro algo que me dejó helado:
– ¿Sabes quién era? la hija de un genocida, cuando le dijiste así, se tuvo que ir.
Seis menos diez, la compañera habló, el corazón latía en su garganta, la emoción vidriaba su mirar, el aplauso sostenido y el silencio que nadie podía cortar… segundos eternos hasta que, latió mi sentir…
Nosotros queremos agradecerles a ustedes, no es casualidad, sino “causalidad”, ustedes con su lucha lograron esto, ustedes levantaron la bandera de la democracia, hicieron eco de la voz de los desaparecidos, ustedes sufren sus pérdidas, les duelen las ausencias. En este día histórico se celebró la fiesta la de la democracia, en este centro de torturas, donde nos golpeó la dictadura. Nosotros les damos las gracias…
Abrazos, emoción, lagrimas, contamos los votos, llenamos papeles hasta casi las 21:30… con el mejor de los afectos nos despedimos. Y en la soledad de la noche, en el frio de la oscuridad, caminamos a casa, con mi hija de la mano…
Al apoyar la cabeza en la almohada, me detuve a analizar y me gustó pensarlos erguidos, orgullosos del colectivo, sentí que los veía… después de todos esos años de suplicio, gritando al viento palabras que nadie les oía, ellos agradecidos… ellos cantando a coro…
“Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí, resucitando.
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando (…)”
A.Zamorano
A partir de esta experiencia Alfredo y Ludmila decidieron integrarse al Colectivo Faro de la Memoria.
Fuente: vientosurmdp.com.ar