“Comenzamos limpiando basurales para tener más espacio,  recuperar el suelo y producir nuestros alimentos,” comienza relatando Jhobana a MdpYa. Un sueño que empezó hace 4 años y medio hoy es realidad, una gran huerta para quienes trabajan la tierra.

Un grupo de familias del barrio La Herradura “sentía” que era hora de hacer un cambio, que era necesario comenzar por cada persona porque sino “nadie lo iba a solucionar”. Fue así que entre vecinos, vecinas y un grupo de estudiantes  de la facultad que apoyaron la iniciativa, comenzaron a ver por dónde podían iniciar una transformación, y allí, en una calle que costea la Ruta 226 en Jardín Manuel de Bordeaux al 11750, justo al costado de la rotonda del Hipódromo, se plantó un gran sueño colectivo.

“Atacamos la deficitaria situación alimentaria, que nos pareció lo más importante, y como ya teníamos el suelo porque un vecino nos prestaba la mitad de su terreno, comenzamos a sembrar para tener nuestros propios alimentos de manera agroecológica. Queríamos mostrar que también se puede producir sin químicos ni agrotóxicos”, relató Jhobana.

Hay alrededor de 8 familias que trabajan la tierra de manera constante, sin embargo se van agregando algunas otras. En un tiempo fueron 16, pero siempre “hay gente que va y viene”.

El terreno prestado por el vecino fue quedando chico, no alcanzaba si se quería tener diversidad de verduras. “No podían faltar las plantas aromáticas en una huerta agroecológica para ahuyentar las plagas”, explicó la vecina, sin embargo el espacio no rendía.

“Nuestra huerta está justo a lo que es la orilla de la Ruta, en frente al terreno prestado había muchos basurales porque en esa cuadra no pasa el basurero, entonces una manera de combatir el basural era producir verdura, de esa manera se mantendría limpio, pensamos. De a poco fuimos abarcando de a metros, comenzamos con 2, luego seguimos por 4… y así. Hoy en día tenemos un frente de casi media cuadra que serán aproximadamente 50 metros de largo de huerta.

 

A puro pulmón la comunidad recuperó un espacio repleto de basura, fueron necesarias muchas bolsas de residuos para sacar todo lo que no servía, y muchos sueños colectivos para plantar nuevos proyectos en esa tierra que ayer era puro desperdicio, y hoy es un terreno ganado.

“Es preciso agradecer a los estudiantes de la facultad  de Misión Soberanía, quienes nos dieron su apoyo desde el inicio, y nos hicieron llegar un camión para poder llevar todo lo que no servía al basural. Hoy con gran orgullo podemos decir que se puede, es solo cuestión de voluntad y de apoyarse unos con otros, sin eso no se hubiera podido hacer. Hoy no tenemos más basurales, sino plantas aromáticas en el alrededor de la huerta”, cuenta con gran orgullo la vecina de La Herradura.

Hoy la huerta está repleta de verdura de invierno, hay grandes sonrisas y alimentos sanos. Una comunidad que le ganó terreno al olvido, para plantar sus sueños más grandes e iniciar un cambio positivo en la comunidad.