El multitudinario acto en la 9 de Julio es para conmemorar “la independencia real en contraposición de dependencia que estamos viviendo hoy”, definió el titular de Suteba, Roberto Baradel, quien junto con sus pares de los gremios docentes nacionales se sumaron al a convocatoria para rechazar las políticas de ajuste y endeudamiento del macrismo. En esos conceptos coincidió Hugo Yasky, quien sostuvo que la masiva respuesta popular a la manifestación es porque “los argentinos no estamos resignados a vivir en un mar de pobreza”.

“En educación hay abandono, desidia e incapacidad”, cuestionó Baradel al denunciar el “ajuste brutal” de la gestión de María Eugenia Vidal en materia educativa, en línea con la administración nacional en favor “del poder financiero internacional y de los centro de decisión que maximizan ganancias a los sectores más concentrados de la riqueza”.

El dirigente de Suteba lamentó también que “la mirada latinoamericana y de construcción de la patria grande” de los próceres que declararon la independencia -y que en su opinión se reconstruyó “durante los últimos años- “se desarticuló y estamos viviendo las consecuencias: más pobreza, más hambre, menos educación y salud”.

En este sentido, sostuvo que el rechazo al FMI durante la convocatoria de hoy “más que una consigna política es algo que se verifica en la realidad: el programa del Fondo Monetario trae consecuencias nefastas en el pueblo argentino”.

Por su parte, el titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, opinó que “estamos viviendo la misma crisis, las mismas recetas decadentes y la misma desigualdad de finales del siglo XX”, durante la crisis de 2001. “No podemos resignar ni aceptar que sean puestas bajo la lupa del FMI el Fondo de Garantías de Sustentabilidad de los jubilados ni la reforma laboral que impulsa el gobierno”.

“Las leyes laborales no se pueden tocar y hay que garantizar la educación y la salud con un presupuesto adecuado”, puntualizó el dirigente en declaraciones a C5N. Además, lamentó que las actuales políticas ponen a la población frente a la “incertidumbre de no saber cuánto va a costar el harina, la carne y la leche porque todos los días el dólar se va a las nubes”.

“A esa forma de vivir no la podemos aceptar con resignación. No podemos aceptar que nos quieran vender que este es el sacrificio que hay que hacer para que cuatro o cinco vivos fuguen la plata afuera del país –agregó-. De esa manera, la Argentina no tiene destino. Es necesario un cambio de rumbo.”