Estados Unidos está dispuesto a inundar el mercado interno de petróleo para controlar los precios de la gasolina, inflamados por la guerra en Ucrania (y, previamente, por la recuperación económica de lo peor de la pandemia). El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, va a ordenar la salida de hasta un millón de barriles diarios durante un periodo de seis meses de las reservas estratégicas del país, estimadas en 568 millones de barriles.
El anuncio podría hacerse público en la tarde de este jueves, durante un discurso en el que explicará los planes de su administración para combatir los precios de los combustibles. La popularidad de Biden es inversamente proporcional al aumento de la inflación, que el pasado mes de febrero alcanzó su nivel más alto en 40 años… y los precios de los combustibles son clave para controlarla.
La expectativa de una liberación masiva de reservas hizo que el precio del barril de crudo de Texas bajara el jueves un 5%, hasta los 101,74 dólares. Hace tres semanas rondaba los 125. Hasta ahora, Estados Unidos no ha logrado convencer a los países del Golfo de que aumenten la producción.
China, el otro gran consumidor de petróleo del planeta, no se conformará con comprar el crudo ruso que Estados Unidos ha dejado de comprar y planea aumentar su producción de combustibles fósiles para reforzar el suministro energético nacional.