Ella en la cama durmiendo y él revisando su teléfono de madrugada, a escondidas. Ella despertada a los gritos y él acusándola de una infidelidad solo materializada en su imaginación.

Ella, más tarde, con un tiro en la cabeza y otro en la mano. El con un roce de bala en su sien y un intento de suicidio, y con esposas.

Es la historia de un ataque que no terminó en tragedia por mala puntería, nada más. Es la historia de ella, una mujer de 23 años víctima del más tradicional de los contextos de violencia de género, y de él, Noel Budeguer (25), un joven que ahora enfrentará un juicio por jurados que podría depararle hasta 15 años de prisión.

El fiscal Alejandro Pellegrinelli y el particular damnificado en representación de la víctima, Sergio Sosa Ortega, acordaron junto al imputado llegar a un juicio con jurados populares que tendrá como juez a Jorge Peralta, del Tribunal Oral N°4.

De acuerdo a algunas estimaciones de agenda, según pudo saber lacapitalmdp, el juicio podría celebrarse después de la feria de enero.
Budeguer enfrenta una compleja acusación por el delito de “homicidio agravado por el vínculo por haber sido cometido en un contexto de violencia de género y por su comisión con de arma de fuego en grado de tentativa”.

Para el fiscal Pellegrinelli y para la Justicia de Garantías existen pruebas suficiente para enjuiciar a Budeguer por lo ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2018. Según la investigación, a las 2.15 Budeguer se levantó de la cama que compartía con su novia de una relación de 4 años -sus datos se preservan por solicitud judicial-, quien dormía. Tras tomar el teléfono de ella se dirigió al baño y revisó los mensajes de texto en busca de indicios de infidelidad.

La casa de Aguado al 1700 se transformó, en pocos segundos, en un escenario de violencia explícita. La otra, la violencia latente, la violencia sugerida, e indirecta, ya estaba presente. La explícita apareció cuando, según los dichos de la propia víctima, Budeguer salió del baño y la despertó a los gritos mientras le recriminaba la traición amorosa.

La mujer ya había sufrido anteriormente agresiones y vivía una relación signada por los celos, el menosprecio y el control ejercidao sobre su persona. Por eso, en un acto defensivo, tomó un revólver calibre 22 que guardaban en un mueble y le exigió a su novio que se calmara.

El joven simuló apaciguamiento y la mujer le creyó, una vez más. Desistió en ese momento de su plan de irse a lo de un pariente a pasar la noche y se aprestó a dialogar. Dejó el revólver sobre la cama, pero de forma intempestiva, Budeguer se lanzó sobre él.

Parado junto a la cama, Budeguer se efectuó un disparo en la cabeza que apenas lo hizo desvanecer, o al menos eso fue lo que creyó la mujer, que conmovida por la detrerminación suicida de su novio, se aproximó para asistirlo. Sin embargo, Budeguer estaba simulando: se reincorporó y le empezó a pegar. Luego, tras correrla por la casa le disparó primero en dos ocasiones. El primer proyectil se inscrutó en una mano de la mujer y el otro en la cabeza.

Budeguer salió al patio seguido por la perra “Nina”, a la cual mató de un disparo. “Nina” era una mascota que tenía un lazo afectivo muy profundo con la mujer.

Detención

Malherida y confundida, con sangre en su cabeza y en sus manos, la mujer se fue hasta el frente de la casa y a través de la reja pidió una ambulancia a un vecino que, al escuchar las detonaciones, se había acercado.
“Llamó la atención como la chica minimizaba lo que había pasado”, dijo uno de los testigos en su declaración ante la policía.

Budeguer fue detenido dentro de su casa, en la misma habitación en donde todo había empezado. El revólver calibre 22 estaba sobre la cama. “Me mandé una cagada, casi mato a mi señora”, alcanzó a decir antes de admitir que la perra le molestaba”.

En sus primeros minutos esposado, Budeguer se mostró conmovido y preguntando por su novia, quien entonces iba de camino a un nosocomio para recibir asistencia por el “golpe” en la cabeza. En verdad, los médicos la atendieron y la dejaron internada: tenía una bala dentro de su cráneo aunque ella aún no lo sabía.
La investigación de Pellegrinelli determinó que Budeguer sometía bajo sus reglas violentas a la mujer, con escenas de celos hacia compañeros de trabajo de ella en un local de ropa de Juan B. Justo, que la cuestionaba por su vestimenta, que la desalentaba como mujer, que tenía absoluto dominio de las decisiones económicas trascendentes en la economía doméstica.

“En las discusiones, no recuerdo una sola vez que yo haya tenido razón”, dijo la víctima tiempo después, cuando pudo tomar distancia del contexto y entender su tortuosa convivencia.

El fiscal, la defensa, la víctima y el juez ya tuvieron la audiencia previa en la que se acuerda el juicio por jurado donde 12 ciudadanos deberán analizar todas las circunstancias y dar un fallo. Será el año próximo.