Todo comenzó cuando dos amigos se salieron de un local nocturno con dos atractivas mujeres y se fueron a un departamento del centro de Cipolletti. Según trascendió, las ladronas no habrían usado pastillas sino que esperaron a que a sus víctimas las venciera el sueño tras una maratón sexual que incluyo bastante alcohol.
Con los dos hombres dormidos, en pocos minutos guardaron en bolsas computadoras, celulares y ropa de primera marca y por lo menos 3.000 pesos. A los vecinos no les llamó la atención ver bolsas acumuladas en un pasillo porque un joven se estaba mudando del edificio y pensaron que eran de él.
El hecho ocurrió pasadas las 5 y la denuncia quedó radicada en las primeras horas de la mañana. Algunos testigos las vieron irse en un taxi.