El lunes tormentoso da un marco hasta trillado para el fin de una etapa en la gastronomía marplatense: luego de 66 años, o de 6, según se mire, La Boston cierra la puerta de todos sus locales. El cierre responde a un acuerdo judicial que pudieron alcanzar en Tribunales los empresarios hermanos Juan Manuel y Pablo Lotero, más los dos empresarios austríacos Carl Ludwig y Aston Schonfeldt, titulares de la firma.
La confitería que Fernando Álvarez y Miguel Potrone fundaron en 1958 y que camina de la mano con la identidad marplatense hoy baja las persianas de manera definitiva. Los casi 50 trabajadores y trabajadoras de la fábrica más las dos sucursales transitan este lunes su último día de trabajo, cuando a las 20 deban entregar las llaves de los locales por orden judicial.
Todo se remonta al 2018, cuando los entonces dueños acumularon tres meses sin pagar los salarios. A pesar de las muchas intervenciones y reclamos de las y los empleados, la deuda se acumulaba por lo que se decidió tomar dos de las tres sucursales entonces existentes.
- Tras meses de lucha de sus trabajadores, la firma pidió el concurso preventivo de acreedores, lo que derivó al inicio de 2019 con el manejo de los dos locales mediante el control judicial realizado a través de una sindicatura.
Por su parte, el proceso judicial avanzó y tuvo novedades recientes, cuando se conoció que los dueños extranjeros evitaron ir a juicio tras acordar el pago del dinero adeudado a las y los empleados. Fue un acuerdo de suspensión de juicio a prueba lo que determinó que este lunes 30 de septiembre la Boston apague sus maquinas de manera definitiva antes de devolver el local de calle Buenos Aires a los hermanos Lotero y el de avenida Constitución a su dueño, que es ajeno a la firma.
Carolina Jara, empleada y referente de los meses de lucha de hace más de cinco años, dijo a 0223: “Todavía cuesta pensar en qué vamos a hacer a partir de mañana. Muchos, hace muchísimos años que estamos acá, es parte de nuestra vida, de nuestra historia. Tocará arrancar de nuevo, saldremos a buscar trabajo. El contexto mucho no ayuda. Pero bueno, somos luchadores natos, así que se seguirá luchando”. “Nos entregaron una empresa quebrada y hoy nosotros estamos entregando una empresa que recuperó clientes, recuperó la calidad, la estabilizó”, agregó.
Con sabor a despedida, a lo largo del lunes se acercan clientes, vecinas y vecinos, ex trabajadores y proveedores a comprar, a disfrutar de una última medialuna y a abrazar a las y los empleados y hoy quedan ante un destino incierto y sin trabajo.