Cuando un año termina y comienza uno nuevo, siento la necesidad de parar unos minutos y mirar atrás. Siento una gran satisfacción cuando recuerdo el trabajo realizado desde el Congreso de la Nación en un tema que me mueve todos los días de mi vida: los derechos de las mujeres y su lucha histórica. Sin dudas, el 2018 será recordado como uno de los años más importantes en la lucha por la igualdad, la conquista de derechos y la consolidación definitiva de los colectivos de mujeres.
Que por primera vez en la historia, allá por inicios de marzo, el Presidente diera el puntapié inicial y colocara como prioridad la agenda de género en una Asamblea Legislativa ya marcaba un año esperanzador. Lo fue más aún con el envío del Proyecto de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades Laborales. Hacer efectivo el principio constitucional de igualdad, de eso se trata y sobre eso seguramente trabajaremos arduamente durante este nuevo año legislativo.
En el 2018 dimos sanción a la ley Brisa, aquella ley que vino a reparar, aunque de forma muy pequeña, el dolor de los hijos e hijas que perdieron a sus mamás en manos de un femicida. También fue el año en que dimos sanción a la ley Micaela, para que de una vez por todas todos los agentes del Estado, de los tres poderes, estén capacitados y ejerzan su función con perspectiva de género. El nombre de estas leyes no es ocasional, por el contrario, fue la lucha incansable de organizaciones y familias que las impulsaron para terminar con la violencia hacia las mujeres y para que en Argentina no haya más Micaelas, Brisas ni Agustinas que paguen las consecuencias de un sistema patriarcal en su máxima expresión.
Resulta fundamental reconocer este año como bisagra en luchas históricas como el tratamiento, en ambas cámaras, del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Sin dudas marcó un antes y un después en materia de derechos y salud pública. No solo nos interpelamos como sociedad en esta temática sino también revalorizamos la importancia de la educación sexual integral en todas y cada una de las escuelas de nuestro país para que nuestros jóvenes puedan decidir libremente y defenderse ante acciones abusivas o violentas.
Ya casi finalizando el año, las estructuras patriarcales volvieron a crujir con fuerza, la denuncia de Thelma, acompañada del Colectivo de Actrices Argentinas, fue un antes y un después. Crujieron las instituciones, los medios, los partidos políticos, los sindicatos, los colegios, las calles. Todas las mujeres, juntas, más fuertes que nunca, decidimos decirle “no” al silencio. El #NiUnaMenos, el #MiráComoNosPonemos, el #YoTeCreo vino para quedarse. No estamos dispuestas a retroceder.
El primer paso lo dieron las miles de jóvenes que desde sus lugares hicieron públicas sus denuncias contra el silencioso sistema patriarcal. Ahora somos nosotros, los y las representantes del pueblo, quienes debemos interpelarnos y trabajar arduamente para que todas esas jovencitas encuentren un Estado presente, que las escuche, las contenga y termine con todos estos años de opresión.
Nos sigue doliendo cada vez que maltratan a una mujer o niña, cada vez que la Justicia o los gobiernos llegan tarde y el femicidio nos muestra la peor cara de una sociedad que debe transformarse y erradicar todo tipo de violencias. No claudicamos, seguiremos levantando bien alta la bandera en defensa de los derechos de las mujeres y niñas, reconociendo que cada uno desde el lugar que nos toca deberemos aportar en esta construcción social más igualitaria.
Sin dudas, este será el gran desafío para el nuevo año que comienza.
CNajul-Diputada por Mendoza (UCR-Cambiemos)-Infobae